Estimado Orlando, en ocasiones el silencio es la respuesta más conveniente para los boquiflojos, pero a veces no es suficiente. Esto sucede con Miguel Camín, colaborador en tu blog que me había dedicado en cierta vez unas líneas, y que ahora, desde su anonimato, me receta una andana de invectivas. El tal Miguel Camín o ignora el valor de la amistad o, por la rabia evidente en lo que escribe, carece de amigos, sino no se entendería el vulgar comentario que hace de la relación de trabajo y amistad que tuve con el licenciado Octavio Greer en el periodo en que éste fue alcalde.
Comparto, con quienes me aconsejan, no tomar en serio las bravatas insultantes de Miguel Camín. Menos darles respuesta. Me sentí en esta ocasión, no habrá otra, obligado a salir al paso de las diatribas. Alguien me decía que Miguel Camín es un fanático de la infamia y la afrenta y que las practica con especial sevicia. Es algo peor. Para mí este tal Camín es un divo, un dandi que si le podas sus blasfemias queda nada. Mi querido Camín, más vale que hubieras mantenido el pico cerrado hacia mi persona.
Atentamente. Roberto López.
No hay comentarios:
Publicar un comentario