martes, 13 de enero de 2009

COMENTARIO... DE MIGUEL CAMÍN..


Estimados editores, las clases de erudición histórica son acomodaticias, se pliegan a los propósitos y al ego de sus exhibidores. En el caso del conflicto de la Franja de Gaza en Oriente Medio pululan en los medios impresos, en la radio y en la televisión y en la web especialistas del ayer, del hoy y del mañana de los sinsabores de los pueblos que habitan esa región en conflicto permanente. Torearlos es contraproducente. Puede significar quedar uno sepultado por toneladas de nombres y datos y números que arrojan con denodado orgullo e inconsciente confusión.
Fernando Morales procura una simpatía al pueblo de Israel y a su gobierno, y dichas filias le permiten observar con claridad, y expresar bajo convicción, el derecho de aquellos a defender su patria, su pueblo, su honor; pero le nublan la vista cuando se trata de llamarle a las cosas por su nombre: cuando los cuerpos de civiles palestinos tapizan algunas calles de Gaza. Un israelita abatido por un cohete de Hamas es un crimen 'injustificable'; las muertes de palestinos en los bombardeos por aire y tierra de las fuerzas militares de Israel son 'daños colaterales': ¡Quién los manda a estar ahí, donde va a caer la bomba, si anticipadamente se les avisa que ahí va a caer la bomba! Suarrealismo puro: ya se ve a la multitud de mujeres y sus críos palestinos mirando a los cielos, pendientes de la bomba para dirigirse ahí donde ésta va a hacer ¡Buummmm! Todo para endilgarle la culpa a Israel de sus muertes en pedazos.
El crimen es uno sólo: no hay balas, ni cohetes, ni bombas, de Israel o de Hamas, que sean buenas o malas. Todas, sin excepción llevan un destino: la muerte; un origen: la estupidez del poder, de un grupo terrorista o de un estado terrorista.

Miguel Camín

retratos1@gmail.com

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