Buscan cerrar heridas en el PAN

Orlando Segura Hervert.
Este fin de semana, al calor de los aperitivos, con la complicidad de la noche, la palabra como elemento de convencimiento, la presencia de un buen vino, varios actores panistas se reunieron para cerrar filas en torno a Miguel Martín López. La operación de cicatrización la llevaron a cabo en conocido restaurante de la zona centro, localizada entre la calle Juárez y Garizurieta; ahí se les vio muy sonrientes, Pepe Mancha Alarcón, diputado local; Guillermo Basurto Origel, Santiago Lobato Delfín, Celedonio Gómez Ramírez, dirigentes del Comité Directivo Municipal y el precandidato azul que está haciendo lo imposible para que no haya duda de que es el aspirante de unidad que se requiere para enfrentar la maquinaria priistas que ya anda caminando al estilo hormiga en colonias y comunidades de los seis municipios.
Tanto Basurto Origel como Gómez Ramírez, han sido contreras por autonomía y decisión propia, pero le han sacado jugo a su oposición dentro del panismo, tan es así que el primero es Subdelegado de la PROFECO (Procuraduría Federal del Consumidor) y el segundo colocó a su esposa Lucía Guerra Ortega como regidora en la administración municipal pasada, ello quiere decir que no son ningunos tarugos, saben moverse en las aguas del partido celeste, aunque se quejan de que no les ha tocado ser parte de las mieles del poder, y como dice Doña Chona, “ahí donde está el llanto, también está el muerto”.
Así las cosas, Martín López, está visitando la estructura partidaria, se ha dado a la tarea de cerrar círculos y diálogos con diferentes personalidades de Alamo, Cerro Azul, Tepetzintla, Cazones y Tamiahua, aunque es el único que se ha registrado en el proceso interno, tiene que cubrir determinados requisitos y además está obligado a posicionar su imagen y la del instituto que dice representar.
De eso se trata, de curar heridas suscitadas en el ámbito de las confrontaciones de procesos pasados, el próximo 5 de julio se conocerá si funcionaron las estrategias para conquistar la confianza del electorado, si cada uno de los contendientes les dio tiempo de poner orden en casa.