Orlando Segura Hervert.
Diversos actores políticos, culturales y educativos, durante un buen tiempo manejaron la construcción de un centro universitario en donde la tecnología de vanguardia estuviera a la orden del día, así en el período de Jerónimo Francisco Folgueras Gordillo, dicho concepto fue manejado mediáticamente, pero han transcurrido los años y el diseño y proyecto de un enorme complejo educativo y cultural han quedado en buenos deseos, la Universidad Veracruzana y el propio magnate Roberto Hernández Ramírez, no han encontrado la fórmula para combinar recursos humanos, técnicos, financieros, conjuntamente con una superficie de aproximadamente diez hectáreas, en la que se instalaría una USBI (Unidad de Servicios Bibliotecarios e Informáticos), así como las facultades de Contaduría y de Ciencias Biológicas y Agropecuarias, entre otras edificaciones de proyección nacional e internacional.
Iñigo Antonio Laviada Hernández, cuestionado acerca de este aspecto que es nodal para el desarrollo académico, formativo de las futuras generaciones de estudiantes, indicó que tal centro universitario, llevará tiempo y que se requiere ponerse de acuerdo en diversos tópicos, explicó que lo importante es que no se desista, que por el contrario, así como se logró el decreto de protección de la zona arrecifal, cuestión que parecía imposible, se siga gestionando y promoviendo con la Universidad Veracruzana y con otras fundaciones, la construcción de tan importante proyecto en la que estará inmersa el saber, el conocimiento, la ciencia y tecnología.
Originalmente, se contemplo la finca Palma Sola, el área en donde están los árboles de lichis, pero una de las partes no le agradó el sitio y posteriormente la discusión, las perspectivas y oportunidades se fueron diluyendo, no hubo el consenso necesario para desencadenar la construcción de un espacio que sin lugar a dudas, será de gran trascendencia para la sociedad tuxpeña, siempre y cuando haya voluntad para dar el primer paso y la correspondiente colocación de la piedra.
Diversos actores políticos, culturales y educativos, durante un buen tiempo manejaron la construcción de un centro universitario en donde la tecnología de vanguardia estuviera a la orden del día, así en el período de Jerónimo Francisco Folgueras Gordillo, dicho concepto fue manejado mediáticamente, pero han transcurrido los años y el diseño y proyecto de un enorme complejo educativo y cultural han quedado en buenos deseos, la Universidad Veracruzana y el propio magnate Roberto Hernández Ramírez, no han encontrado la fórmula para combinar recursos humanos, técnicos, financieros, conjuntamente con una superficie de aproximadamente diez hectáreas, en la que se instalaría una USBI (Unidad de Servicios Bibliotecarios e Informáticos), así como las facultades de Contaduría y de Ciencias Biológicas y Agropecuarias, entre otras edificaciones de proyección nacional e internacional.
Iñigo Antonio Laviada Hernández, cuestionado acerca de este aspecto que es nodal para el desarrollo académico, formativo de las futuras generaciones de estudiantes, indicó que tal centro universitario, llevará tiempo y que se requiere ponerse de acuerdo en diversos tópicos, explicó que lo importante es que no se desista, que por el contrario, así como se logró el decreto de protección de la zona arrecifal, cuestión que parecía imposible, se siga gestionando y promoviendo con la Universidad Veracruzana y con otras fundaciones, la construcción de tan importante proyecto en la que estará inmersa el saber, el conocimiento, la ciencia y tecnología.
Originalmente, se contemplo la finca Palma Sola, el área en donde están los árboles de lichis, pero una de las partes no le agradó el sitio y posteriormente la discusión, las perspectivas y oportunidades se fueron diluyendo, no hubo el consenso necesario para desencadenar la construcción de un espacio que sin lugar a dudas, será de gran trascendencia para la sociedad tuxpeña, siempre y cuando haya voluntad para dar el primer paso y la correspondiente colocación de la piedra.
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