sábado, 29 de agosto de 2009

¿Juanito o juanistein?


Por Uriel Flores Aguayo

urielfloresaguayo@hotmail.com
La delegación más grande del Distrito Federal, Ixtapalapa, está dando mucho de que hablar a partir del zigzagueante comportamiento de Rafael Acosta, alias “juanito”, delegado electo. Como se recordará, este personaje aceptó, públicamente, ser apoyado por López Obrador para, en reciprocidad, en caso de ser electo, ceder su puesto a Clara Brugada, eliminada a la mala como candidata del PRD por el Tribunal Electoral Federal. En ese tiempo las críticas vinieron de todos lados, acompañadas de dudas sobre la seriedad del singular candidato del PT, quién era visto como una postulación de relleno y no rebasaba el 2% de las encuestas en curso. A toro pasado se puede decir cualquier cosa, sin embargo, en ese momento no había otra alternativa: se tomaba el registro del PT para trasladarle el apoyo del Movimiento Popular de Ixtapalapa o se resignaban al golpe seudolegal que les había asestado el multimillonario Tribunal en mención.

A la distancia, ahora que “juanito” se arrepiente de su compromiso, se cree indispensable y hasta se candidatea para la elección presidencial del 2012, se valorarán mejor las expresiones de AMLO, cuando al preguntarle sobre si aceptaba o no la propuesta le dijo que no se la fuera a creer. Pobre “juanito”, en su delirio, que es producto de una mezcla de marginalidad con ambiciones bien alentadas por ciertos personajes, debe pensar que si Calderón llegó a los “pinos” él también tiene posibilidades.

Evidentemente ya se la creyó, estimulado todos los días por grupos y personajes invisibles y alentado por ciertos medios de comunicación en una patética cruzada que pretende lastimar y exhibir la figura de López Obrador. Los hilos ocultos del poder más los pequeños intereses infaltables en estos casos están llevando a Rafael Acosta, a ser cada vez más un personaje de caricatura, el auténtico “juanito”, al que Ixtapalapa ya le queda chica, anunciando su presencia en todo el país. Lo que nos faltaba, a la corrupción e inutilidad de buena parte de la clase política ahora se le debe agregar un payaso.

Todo indica que Ixtapalapa acabará mal, con un delegado del que se han hecho evidentes sus limitaciones, pues no se ve como regrese la cordura a ese personaje, si es que algún día la tuvo, y con una exhibición más de las peores miserias políticas de México. Por supuesto, son muchos los que se regocijan con este penoso desenlace, todo sea con el fin de dejar en ridículo a López Obrador, lo cual evidentemente no ocurrirá si partimos de que cada quién es responsable de sus actos y de que “juanito” se exhibirá como una persona incongruente.

Cuántos “juanitos”, por limitaciones y tracaleros, andarán por ahí, en lo público y en lo privado; seguramente muchos, como los que me he topado en mi experiencia política y social; lo que pasa en Ixtapalapa, es un reflejo de lo que ocurre en otros rumbos del país. Finalmente “juanito” es uno más de los que se marean con el poder, ya ven lo que se dice: que marea a los inteligentes y enloquece a los tontos. Cuántos funcionarios, ediles y legisladores (as) hemos visto que llegan con huaraches, zapatos rotos, morrales en función de portafolios y en taxis o en carritos compactos para sorprendernos y presumirnos, al poco tiempo, con poses, elegancia ficticia y carrazos que se miden en metros, al estilo de “Guicho Domínguez” y “Paquita la del Barrio”. Evidentemente estamos ante personajes de “pacotilla”, inconsecuentes o farsantes, como “juanito”.

Recadito: Siguen los festejos del vigésimo aniversario del MOPI, ahora con actividades septembrinas en el puerto de Veracruz

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