jurisagro@yahoo.com.mx
En 1988 tenía solo 17 años y conocí a Heberto Castillo en una de las manifestaciones más impresionantes que haya vivido: no recuerdo la fecha, pero fue en la Plaza de Rectoría de la UNAM, cuando el admirable Ing. Castillo declinó su candidatura presidencial promovida por el extinto Partido Mexicano Socialista (PMS) a favor de Cuauhtémoc Cárdenas. Acompañaba a mi hermano René, en ese entonces estudiante de ingeniaría mecánica en ESIME POLITÉCNICO. Las palabras exactas de Heberto Castillo se han difuminado en mi memoria, pero su rosotro no lo olvido: la expresión de su ser que definía sus principios y mostraba la comprensión del momento histórico que vivía: era momento de sacrificar intereses y sueños propios por el interés de la Patria. Definir su apoyo a Cuahtémoc Cárdenas, al entender que él tenía mayor posibilidad de ganar la elección prresidencial de 1988, me hizo admirar al Ing. Heberto Castillo. Aprendí entonces que nuestros intereses siempre deben estar supeditados al bien común y a la solidaridad, en aras de un México más justo.
Tampoco olvido el río de gente que nos movimos desde Ciudad Universitaria hasta el Zócalo: miles de mexicanos entonando el Himno Nacional por Avenida Insurgentes, en la Ciudad de México, invitando a los granaderos a unirse a la marcha: no se olviden que tanbién son pueblo, les gritábamos.. Pero lo que mas grabado me ha quedado en la memoria es el grito del México bronco: el pueblo se cansa, de tanta pinche tranza.
Yo no viví el 68, pero si el 88. Y puedo afirmar que estos movimientos han sacudido realmente la conciencia de los mexicanos.Sin embargo, parece que el pueblo sigue aguantando, que todavía no se cansa de tanta pinche tranza.
¿Dónde estamos aquellos jóvenes del 88?
Yo si me canso de tanta pinche tranza, pero no voy a tirar la tolla, mi dignidad humana no me lo permite. Por ello, hago catársis existencial de vez en cuando, y me ilusiono con la posibilidad de justicia que encuentro en los versos de Facundo Cabral. Aquí se los dejo, con ellos me reanimo a seguir por este duro camino de hacer lo correcto aunque lo tachen a uno de pendejo.
Hasta la próxima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario