sábado, 26 de febrero de 2011

Familias luchan para llevar el pan a sus hijos


Producen calabacitas y tomate chiquito para comercializar
Por: Tere Quintanilla
Con el sudor en su frente, José Olivares Denova cosecha calabacitas y tomate chiquito acompañado de sus hijos, mientras que su esposa también labora a fin de buscar el sustento para llevar el pan al centro de la mesa.
Desde muy temprano la familia inicia sus labores en el campo, José Olivares empieza aseando a sus hijos para que asistan a la escuela, enseguida su mujer realiza sus labores domésticas para después acudir al mercado a entregar los pedidos de las calabacitas y los tomates pequeños mientras que otros desde un día antes arriban a la comunidad de Tampiquillo por los pedidos.
Por la tarde, destacó Griselda Olivares, (esposa de José) mientras sigan produciendo, junto con sus hijos, diariamente acudirán a la huerta a recoger las calabacitas para comercializarlas. "No me espanta el trabajo, me asusta el no contar con recursos para poder ayudar a mi esposo, para que nuestros hijos sigan estudiando y culminen sus objetivos".
Con agua de un pozo regamos las legumbres a través de un sistema, con agua limpia y libre de contaminación, aseguró la señora Olivares, así que pueden consumirla con toda confianza. A la hora de adquirir calabacitas debe tomar en cuenta que tiene que estar tierna pero firme y bien desarrollada. Las más tiernas son aquellas que tienen la piel brillante, muy suave y no excesivamente dura, en cuanto a los tomates los rojos son los más nutritivos.
Por lo general, añadió Griselda Olivares, tanto si la calabaza es de invierno como de verano, se aconseja adquirir ejemplares firmes y con la piel intacta. Además es preferible que conserven su rabo. Esto evita que la calabaza pierda humedad. El componente principal de la calabaza es el agua, lo que, unido a su bajo contenido en hidratos de carbono y a su casi inapreciable cantidad de grasa, hace que sea un alimento con un escaso aporte calórico.

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