martes, 1 de noviembre de 2011

Javier Duarte y Marcos Covarrubias, Veracruz y Baja Sur


Por Federico Arreola
@FedericoArreola
Analizando los recientes hechos de violencia en Baja California Sur, específicamente en Cabo San Lucas, llegué a la conclusión de que los problemas en esta entidad del Pacífico tienen un gran parecido con los que se presentan en Veracruz.

En los dos estados los hechos violentos se hicieron más visibles con el cambio de gobierno. Existían antes de que llegaran a sus cargos Javier Duarte de Ochoa, de Veracruz, y Marcos Alberto Covarrubias Villaseñor, de Baja California Sur. Pero en cuanto se fueron los antecesores de ambos gobernadores la violencia si no se incrementó, sí se volvió más espectacular, más escenográfica, por así decirlo.

Hay, en mi opinión, mucho de propagandístico en las recientes balaceras de Cabo San Lucas y del Puerto de Veracruz.

No me sorprendería si detrás de buena parte de lo que ahora ocurre en Baja California Sur y en Veracruz estuvieran grupos políticos sin escrúpulos y, por lo mismo, perfectamente capaces de lucrar, pesando en las próximas elecciones, con la violencia que afecta a todo México.

¿Por qué Veracruz? Porque es la segunda o tercera entidad más grande de México y porque los votos de sus habitantes, que son muchos, podrían decidir la elección presidencial si se inclinaran hacia cualquiera de las opciones políticas que participarán en 2012.

¿Por qué Baja California Sur? Porque es un destino turístico de primer nivel visitado cada año por miles de estadounidenses y canadienses de clases media y alta y, sobre todo, porque ahí se está trabajando para que se realice, un mes antes de las presidenciales de 2012, la cumbre del G-20, que reúne para discutir temas económicos globales a los gobernantes de 19 países más la Unión Europea.

Si resulta un éxito para Felipe Calderón la cumbre del G-20, a celebrarse en Baja California Sur, entidad gobernada por el PAN, este partido fortalecerá sus posibilidades, cualesquiera que sean dentro de unos meses, de ganar la Presidencia de la República.

Si, en cambio, los gobiernos panistas, el federal y el de Baja California Sur, no logran organizar con éxito la reunión del G-20, las posibilidades del PAN disminuirán en 2012.

Espero que logre salir adelante con sus proyectos el señor Marcos Covarrubias, un joven político mexicano que renunció al PRD porque la mafia se adueñó de este partido en Baja California Sur. Podrá lograrlo ya que cuenta con preparación académica (es licenciado en administración de empresas) y con experiencia política (fue alcalde de Comondú, el segundo más grande del estado, y diputado federal).

Aunque, desde hace años, apoyo abiertamente a Andrés Manuel López Obrador, nada me daría más gusto que el éxito del panista Covarrubias, no por el PAN, sino porque la economía mexicana se colapsaría si los turistas extranjeros de altos ingresos que visitan Cabo San Lucas y San José del Cabo dejan de hacerlo.

Es mucho lo que Los Cabos representan para el sistema económico mexicano… Pero no tanto como lo que significa para la economía nacional el enorme estado de Veracruz.

Hay, desgraciadamente, grilla excesiva en contra del gobernador veracruzano Javier Duarte. ¿Por qué? Porque si a este político le va bien, lo más probable es que al PRI le vaya bien en 2012, o al menos tal es la lógica de los enemigos políticos del priismo (pienso, sobre todo, en las mentes maquiavélicas que diseñande las estrategias del PAN).

No deseo que el PRI vuelva a Los Pinos. No me cansaré de repetirlo, apoyo a López Obrador porque creo que su movimiento, Morena, es el único capaz de llevar a la práctica las medidas de cambio verdadero que se requieren en México. Pero Veracruz no debe caer en una crisis.

Lo menos que se puede esperar, entonces, es que Javier Duarte logre resolver los problemas de Veracruz. Como en el caso de Covarrubias, podrá hacerlo porque es un político joven que cuenta con preparación académica (es abogado con maestrías en economía y gestión pública) y ha sido secretario de Finanzas de su estado y diputado federal.

Creo que a ambos políticos, Duarte y Covarrubias, jóvenes los dos, gobernadores que apenas toman el control de las estructuras políticas en sus estados, los ha estado retando no el narco, que carece de tales alcances, sino los grupos políticos que luchan por la Presidencia de la República.

Tendrán que resistir. No vale la pena que Baja California Sur y Veracruz lleguen a los niveles de violencia que han destruido a Tamaulipas y Nuevo León, por mencionar solo a dos estados desestabilizados por tantas balaceras.

En Tamaulipas, en las pasadas elecciones locales, la violencia política apareció con el asesinato del candidato a gobernador del PRI. Por fortuna, el actual gobernador de Tamaulipas, Egidio Torre Cantú, poco a poco empieza a tomar las riendas de una entidad muy dañada por el narcotráfico.

En Nuevo León, a pesar de tantos problemas, el gobernador Rodrigo Medina ha resistido todas las presiones y podrá, en cuanto pase el tsunami político de 2012, encontrar condiciones (¡no las ha habido!) para que la entidad recupere algo de la tranquilidad perdida.

Los gobernadores, de todos los partidos, hacen lo que pueden en la guerra contra el narcotráfico, pero en honor a la verdad hay que decir que no es mucho lo que ellos pueden hacer: los instrumentos y las obligaciones principales en este asunto son del gobierno federal.

El hecho es que, ahora mismo, hay dos entidades, Baja California Sur y Veracruz, en las que la violencia tiene mucho, en mi opinión, de contenido electoral. Son dos estados que no deben caer entrar el laberinto sin salida de la desestabilización, y creo que no caerán.

Estoy hablando de hechos muy graves ya que, sin duda, los políticos decididos a todo con tal de llegar al poder pueden ser más peligrosos, y lo son, que los más temerarios de los sicarios.
Fuente:www.sdpnoticias.com

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