La ruina del IPE
Luis Velázquez
El Instituto de Pensiones (IPE) en Veracruz está quebrado por varias razones, entre otras, las siguientes:
1.-La fama pública consigna que desde tiempos históricos el IPE se ha convertido en caja chica de la elite política en turno en el poder sexenal. Así, los ingresos captados de inmediato son manejados por la secretaría de Finanzas y Planeación a gusto del gobernador, quien dispone a su antojo. El IPE solo alcanzará su crecimiento económico y desarrollo social cuando logre su independencia y autonomía. Mientras siga dependiendo del jefe del Poder Ejecutivo en turno se reproducirá el mismo esquema.
2.-En tanto el gobernador en turno esté facultado para nombrar a su sabio entender al director del IPE, el instituto seguirá a la orilla del precipicio. Por una simple razón, el góber en turno quita y pone a su capricho. En el IPE han desfilado, por ejemplo, un profesor de educación física, un porro priista, un poeta fracasado, un contador incapaz de ordenar su casa, un grillo tricolor. Han aterrizado en el IPE gente improvisada, sin ningún conocimiento ni dominio técnico, financiero, económico, empresarial, sin mirada al futuro inmediato y mediato.
3.-En otras entidades federativas, la última en Oaxaca con Gabino Cué, los cargos públicos son designados por el Congreso, desde el procurador de Justicia y el secretario General de Gobierno hasta el resto del gabinete. Cierto, Gabino Cué formula una terna (como se estila) a los diputados locales y ellos seleccionan, digamos, al mejor. Desde luego, ninguna duda habría de un cabildeo diplomático por arriba y abajo del agua y la superficie. Pero en nombre de la democracia, ojalá se reproduzca un ejercicio civil. En contraparte, en el Veracruz próspero la Constitución Política local sigue igual. El góber en turno es el jefe del Poder Ejecutivo, el jefe máximo del gabinete, el jefe de las finanzas, el jefe de los poderes Legislativo y Judicial, el jefe del partido en el poder y de otros partidos, el jefe de la policía, el jefe de la cúpula eclesiástica y el jefe nato de los medios de información, entre otros rubros. Y en consecuencia, también del IPE, donde suele premiarse a los disciplinados y sumisos, aunque sean improvisados y unos analfabetas en la materia de pensiones, sin ninguna experiencia ni perspectiva.
4.-El deplorable manejo administrativo de los recursos del IPE. Por ejemplo, con José Luis Lobato Campos de titular en el sexenio de Rafael Hernández Ochoa, construyeron los hoteles de Xalapa y Tuxpan y remodelaron Chachalacas, más aparte abrieron cines en el puerto jarocho, los mejores de la época. A la fecha, el hotel de Tuxpan, Tajín, fue vendido. En tanto, y para citar una referencia, los cines en el puerto jarocho, primero, cayeron en desgracia. Luego, fueron convertidos en salas de cine pornográfico. Después, solo permitían el acceso a parejas de todo tipo (gays y lesbianas) para que al cobijo de la oscuridad hicieran y deshicieran a su antojo con la arquitectura sexual. Más tarde, subastaron la entrada al cine porno al dos por uno. Lo último: los cines fueron vendidos a los profesantes de una religión. Son las consecuencias, entre otras, de que en la dirección del IPE hayan desfilado un profesor de educación física, un escritor fracasado, un grillo priista, etcétera.
Fuente: blogexpediente
Luis Velázquez
El Instituto de Pensiones (IPE) en Veracruz está quebrado por varias razones, entre otras, las siguientes:
1.-La fama pública consigna que desde tiempos históricos el IPE se ha convertido en caja chica de la elite política en turno en el poder sexenal. Así, los ingresos captados de inmediato son manejados por la secretaría de Finanzas y Planeación a gusto del gobernador, quien dispone a su antojo. El IPE solo alcanzará su crecimiento económico y desarrollo social cuando logre su independencia y autonomía. Mientras siga dependiendo del jefe del Poder Ejecutivo en turno se reproducirá el mismo esquema.
2.-En tanto el gobernador en turno esté facultado para nombrar a su sabio entender al director del IPE, el instituto seguirá a la orilla del precipicio. Por una simple razón, el góber en turno quita y pone a su capricho. En el IPE han desfilado, por ejemplo, un profesor de educación física, un porro priista, un poeta fracasado, un contador incapaz de ordenar su casa, un grillo tricolor. Han aterrizado en el IPE gente improvisada, sin ningún conocimiento ni dominio técnico, financiero, económico, empresarial, sin mirada al futuro inmediato y mediato.
3.-En otras entidades federativas, la última en Oaxaca con Gabino Cué, los cargos públicos son designados por el Congreso, desde el procurador de Justicia y el secretario General de Gobierno hasta el resto del gabinete. Cierto, Gabino Cué formula una terna (como se estila) a los diputados locales y ellos seleccionan, digamos, al mejor. Desde luego, ninguna duda habría de un cabildeo diplomático por arriba y abajo del agua y la superficie. Pero en nombre de la democracia, ojalá se reproduzca un ejercicio civil. En contraparte, en el Veracruz próspero la Constitución Política local sigue igual. El góber en turno es el jefe del Poder Ejecutivo, el jefe máximo del gabinete, el jefe de las finanzas, el jefe de los poderes Legislativo y Judicial, el jefe del partido en el poder y de otros partidos, el jefe de la policía, el jefe de la cúpula eclesiástica y el jefe nato de los medios de información, entre otros rubros. Y en consecuencia, también del IPE, donde suele premiarse a los disciplinados y sumisos, aunque sean improvisados y unos analfabetas en la materia de pensiones, sin ninguna experiencia ni perspectiva.
4.-El deplorable manejo administrativo de los recursos del IPE. Por ejemplo, con José Luis Lobato Campos de titular en el sexenio de Rafael Hernández Ochoa, construyeron los hoteles de Xalapa y Tuxpan y remodelaron Chachalacas, más aparte abrieron cines en el puerto jarocho, los mejores de la época. A la fecha, el hotel de Tuxpan, Tajín, fue vendido. En tanto, y para citar una referencia, los cines en el puerto jarocho, primero, cayeron en desgracia. Luego, fueron convertidos en salas de cine pornográfico. Después, solo permitían el acceso a parejas de todo tipo (gays y lesbianas) para que al cobijo de la oscuridad hicieran y deshicieran a su antojo con la arquitectura sexual. Más tarde, subastaron la entrada al cine porno al dos por uno. Lo último: los cines fueron vendidos a los profesantes de una religión. Son las consecuencias, entre otras, de que en la dirección del IPE hayan desfilado un profesor de educación física, un escritor fracasado, un grillo priista, etcétera.
Fuente: blogexpediente
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