ENVIADO A VAXTUXPAN...
Por Dip. Laura Itzel Castillo Juárez...
El recuento de los paquetes electorales que se llevó a cabo la semana pasada estuvo marcado por el desaseo generalizado en los 300 distritos electorales del país.
Con base en la información oficial, podemos advertir que el recuento distrital fue deliberadamente manipulado desde las oficinas centrales del IFE. En los hechos, absolutamente nada se decidió en los distritos. Incluso mediante dos correos electrónicos enviados desde las oficinas centrales del IFE se instruyó directamente al personal distrital a continuar con los recuentos, a pesar de que los resultados obtenidos de cada una de las casillas eran imposibles de registrar en su moderno sistema informático.
De esta manera, intencionalmente se impidió la generación de las actas circunstanciadas de cada uno de los grupos de trabajo, que de manera simultánea estaban llevando a cabo el recuento en cada distrito electoral, conforme lo estipula el propio Cofipe.
Las irregularidades llegan a tal grado que las actas de los cómputos distritales establecen que se computaron menos casillas que las acordadas en el Consejo Distrital.
Para poner un ejemplo de lo que sucedió en toda la República, veamos el caso del Distrito 23 del estado de México: en este distrito, con cabecera en Valle de Bravo, nunca coincidió la cifra de casillas con los anuncios hechos por la presidenta del Consejo Distrital durante el cómputo. Primero ordenó la apertura de paquetes de 119 casillas, y posteriormente, con base en el acuerdo del Consejo General del IFE, consideró 239. Durante el proceso del cómputo distrital se sumaron decenas de casillas, sin embargo el acta final señala sólo 223.
Dentro de las irregularidades detectadas están las siguientes: nunca entregaron una relación de las casillas sujetas al recuento. Tampoco entregaron la totalidad de actas de escrutinio por casilla, ni de cada uno de los grupos de trabajo que se establecieron para el recuento. Pero lo que es el colmo: se abrieron paquetes de casillas que no estaban considerados dentro del acuerdo.
De esta manera, es evidente que se cometieron violaciones electorales que nos impiden conocer los resultados reales y por tanto tener certeza en el nuevo escrutinio.
Con lo anterior se hace evidente que la autoridad electoral actuó de mala fe, al tener conocimiento de los errores y no haber tomado las medidas necesarias para su inmediata corrección.
Es decir, hubo dolo.
La apertura de una casilla fuera de las normas legales establecidas implica necesariamente su nulidad. Por ello, al abrirse un paquete electoral, al recontar las boletas fuera de la formalidad del cómputo distrital y además no registrarse en el acta, se profana el voto.
La ley marca que, si existen irregularidades graves en 25% de las casillas electorales, hay posibilidad de anular la elección.
Me pregunto: ¿cuántas casillas profanaron con la apertura de más de 50% de los paquetes?
El recuento de los paquetes electorales que se llevó a cabo la semana pasada estuvo marcado por el desaseo generalizado en los 300 distritos electorales del país.
Con base en la información oficial, podemos advertir que el recuento distrital fue deliberadamente manipulado desde las oficinas centrales del IFE. En los hechos, absolutamente nada se decidió en los distritos. Incluso mediante dos correos electrónicos enviados desde las oficinas centrales del IFE se instruyó directamente al personal distrital a continuar con los recuentos, a pesar de que los resultados obtenidos de cada una de las casillas eran imposibles de registrar en su moderno sistema informático.
De esta manera, intencionalmente se impidió la generación de las actas circunstanciadas de cada uno de los grupos de trabajo, que de manera simultánea estaban llevando a cabo el recuento en cada distrito electoral, conforme lo estipula el propio Cofipe.
Las irregularidades llegan a tal grado que las actas de los cómputos distritales establecen que se computaron menos casillas que las acordadas en el Consejo Distrital.
Para poner un ejemplo de lo que sucedió en toda la República, veamos el caso del Distrito 23 del estado de México: en este distrito, con cabecera en Valle de Bravo, nunca coincidió la cifra de casillas con los anuncios hechos por la presidenta del Consejo Distrital durante el cómputo. Primero ordenó la apertura de paquetes de 119 casillas, y posteriormente, con base en el acuerdo del Consejo General del IFE, consideró 239. Durante el proceso del cómputo distrital se sumaron decenas de casillas, sin embargo el acta final señala sólo 223.
Dentro de las irregularidades detectadas están las siguientes: nunca entregaron una relación de las casillas sujetas al recuento. Tampoco entregaron la totalidad de actas de escrutinio por casilla, ni de cada uno de los grupos de trabajo que se establecieron para el recuento. Pero lo que es el colmo: se abrieron paquetes de casillas que no estaban considerados dentro del acuerdo.
De esta manera, es evidente que se cometieron violaciones electorales que nos impiden conocer los resultados reales y por tanto tener certeza en el nuevo escrutinio.
Con lo anterior se hace evidente que la autoridad electoral actuó de mala fe, al tener conocimiento de los errores y no haber tomado las medidas necesarias para su inmediata corrección.
Es decir, hubo dolo.
La apertura de una casilla fuera de las normas legales establecidas implica necesariamente su nulidad. Por ello, al abrirse un paquete electoral, al recontar las boletas fuera de la formalidad del cómputo distrital y además no registrarse en el acta, se profana el voto.
La ley marca que, si existen irregularidades graves en 25% de las casillas electorales, hay posibilidad de anular la elección.
Me pregunto: ¿cuántas casillas profanaron con la apertura de más de 50% de los paquetes?
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