La propuesta de Santuario de Ballenas del Atlántico Sur podría proteger a las
ballenas desde el ecuador hacia el Santuario Ballenero Austral.
Panamá, julio, 2012 - El futuro de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) tiene dos posibles caminos: o regresar a sus raíces de hace 65 años y concentrarse en la caza de ballenas con la "esperanza" de hacerlo sin reducir la población, o transformarse en una entidad cuya meta principal sea la conservación de ballenas y la restauración de las poblaciones en peligro.
Durante la 64 reunión de la Comisión Ballenera Internacional, que se lleva a cabo en Panamá, Greenpeace llamó a los gobiernos que han venido apoyando la cacería, a que den un vuelco y apoyen el establecimiento del Santuario Ballenero del Atlántico Sur como una medida práctica para enriquecer la investigación en el área y como una medida simbólica para mostrar que la CBI puede dejar a un lado sus diferencias para ayudar a las medidas de conservación solicitadas por la mayoría de sus miembros.
Si queremos construir un buen futuro debemos recordar el pasado: el siglo XX fue una catástrofe para las ballenas. Los intentos en la gestión realizados con el auspicio de la CBI se vieron marcados con las fallas de los planes de gestión y la reducción de poblaciones y especies.
Hablando de la ballena azul, la CBI ignoró la evidencia científica y en su lugar cedió ante la presión de la industria ballenera. Cuando se acordó la prohibición, las naciones balleneras pelágicas objetaron y siguieron cazando a las poblaciones en peligro. Incluso cuando se negaron las objeciones se continuó con la cacería ilegal de ballenas azules.
La industria ballenera continuó hasta también reducir drásticamente al número de ejemplares del rorcual norteño del Antártico, al 5-10 por ciento de la original abundancia que tenía un siglo atrás.
Únicamente la suspensión de actividades ha brindado alivio después de estas fallas; fallas que ocurrieron debido a que la CBI apoyó la cacería sólo por el bienestar a corto plazo de la industria, y no el bienestar a largo plazo de las ballenas o los océanos. La suspensión de actividades debe continuar y la cacería comercial debe cesar.
Hoy en día las ballenas enfrentan amenazas que no se imaginaban cuando se negoció la Convención Internacional para la Regulación de la Caza de Ballenas en la década de los 40: ruido, enfermedades, golpes de barcos, contaminación tóxica e ingestión de plásticos, estancamientos con el material de pesca, acidificación del océano por el cambio climático e incluso contaminación radioactiva. El futuro de la CBI está en ocuparse de estas amenazas.
Las poblaciones en peligro necesitan nuestra ayuda; la ballena gris occidental podría extinguirse este siglo. La supervivencia de la Eubalaena sigue en peligro ya que el golpe de barcos y el estancamiento en redes continúan impidiendo la recuperación de la población. Hace cuatro años el baiji o delfin chino de río fue declarado extinto y actualmente la vaquita marina y el delfín de Maui están en gran peligro.
La CBI supervisó algunos de los peores excesos de la era ballenera. El siglo XXI nos ofrece la oportunidad de reparar el daño hecho a las poblaciones de cetáceos en todo el mundo. Si la CBI puede dejar a los ciudadanos del siglo XXII una población de ballenas casi tan abundante como en sus orígenes, entonces nuestros descendientes pueden decidir cómo cuidar de los océanos, y la Comisión pasará a la historia como una entidad previsora que superó fallas iniciales para cuidar el futuro de las ballenas. El primer paso en ese nuevo camino tendría que ser la creación del Santuario Ballenero del Atlántico en esta reunión.
Panamá es un ejemplo de lo que es posible: ahora es compatible con la creación de santuarios de ballenas, es el hogar de una expansión de la industria de avistamiento de ballenas y tiene planes de diseñar un sistema de tráfico de buques nuevos en el Golfo de Panamá para reducir los ataques de barcos. Este año esperamos un cambio real para las ballenas por parte de las naciones balleneras. Sólo entonces las dos: poblaciones de ballenas y la reputación de la CBI comenzarán a recuperarse.
Los principales problemas en la CBI 64:
Santuario de Ballenas del Atlántico Sur: la propuesta de Santuario de Ballenas del Atlántico Sur podría proteger a las ballenas desde el ecuador hacia el Santuario Ballenero Austral. Las ballenas en el Atlántico Sur podrían vivir toda su vida dentro de un santuario. Tiene un fuerte apoyo de las naciones de América Latina, pero la oposición de Japón y sus partidarios, incluyendo el Caribe y Estados insulares del Pacífico con lazos de pesca en Japón.
Santuario del Océano Austral: Una resolución será presentada invitando a la ONU a considerar el hecho de que las capturas masivas de cetáceos no regulados se están produciendo en el Santuario Ballenero Austral. Estas se llevan a cabo por Japón gracias a que existe una laguna en la reglamentación de la CBI que permite la caza con fines "científicos" de ballenas. Sería difícil para Japón ignorar la desaprobación de la ONU.
Fuente: Greenpeace...
Durante la 64 reunión de la Comisión Ballenera Internacional, que se lleva a cabo en Panamá, Greenpeace llamó a los gobiernos que han venido apoyando la cacería, a que den un vuelco y apoyen el establecimiento del Santuario Ballenero del Atlántico Sur como una medida práctica para enriquecer la investigación en el área y como una medida simbólica para mostrar que la CBI puede dejar a un lado sus diferencias para ayudar a las medidas de conservación solicitadas por la mayoría de sus miembros.
Si queremos construir un buen futuro debemos recordar el pasado: el siglo XX fue una catástrofe para las ballenas. Los intentos en la gestión realizados con el auspicio de la CBI se vieron marcados con las fallas de los planes de gestión y la reducción de poblaciones y especies.
Hablando de la ballena azul, la CBI ignoró la evidencia científica y en su lugar cedió ante la presión de la industria ballenera. Cuando se acordó la prohibición, las naciones balleneras pelágicas objetaron y siguieron cazando a las poblaciones en peligro. Incluso cuando se negaron las objeciones se continuó con la cacería ilegal de ballenas azules.
La industria ballenera continuó hasta también reducir drásticamente al número de ejemplares del rorcual norteño del Antártico, al 5-10 por ciento de la original abundancia que tenía un siglo atrás.
Únicamente la suspensión de actividades ha brindado alivio después de estas fallas; fallas que ocurrieron debido a que la CBI apoyó la cacería sólo por el bienestar a corto plazo de la industria, y no el bienestar a largo plazo de las ballenas o los océanos. La suspensión de actividades debe continuar y la cacería comercial debe cesar.
Hoy en día las ballenas enfrentan amenazas que no se imaginaban cuando se negoció la Convención Internacional para la Regulación de la Caza de Ballenas en la década de los 40: ruido, enfermedades, golpes de barcos, contaminación tóxica e ingestión de plásticos, estancamientos con el material de pesca, acidificación del océano por el cambio climático e incluso contaminación radioactiva. El futuro de la CBI está en ocuparse de estas amenazas.
Las poblaciones en peligro necesitan nuestra ayuda; la ballena gris occidental podría extinguirse este siglo. La supervivencia de la Eubalaena sigue en peligro ya que el golpe de barcos y el estancamiento en redes continúan impidiendo la recuperación de la población. Hace cuatro años el baiji o delfin chino de río fue declarado extinto y actualmente la vaquita marina y el delfín de Maui están en gran peligro.
La CBI supervisó algunos de los peores excesos de la era ballenera. El siglo XXI nos ofrece la oportunidad de reparar el daño hecho a las poblaciones de cetáceos en todo el mundo. Si la CBI puede dejar a los ciudadanos del siglo XXII una población de ballenas casi tan abundante como en sus orígenes, entonces nuestros descendientes pueden decidir cómo cuidar de los océanos, y la Comisión pasará a la historia como una entidad previsora que superó fallas iniciales para cuidar el futuro de las ballenas. El primer paso en ese nuevo camino tendría que ser la creación del Santuario Ballenero del Atlántico en esta reunión.
Panamá es un ejemplo de lo que es posible: ahora es compatible con la creación de santuarios de ballenas, es el hogar de una expansión de la industria de avistamiento de ballenas y tiene planes de diseñar un sistema de tráfico de buques nuevos en el Golfo de Panamá para reducir los ataques de barcos. Este año esperamos un cambio real para las ballenas por parte de las naciones balleneras. Sólo entonces las dos: poblaciones de ballenas y la reputación de la CBI comenzarán a recuperarse.
Los principales problemas en la CBI 64:
Santuario de Ballenas del Atlántico Sur: la propuesta de Santuario de Ballenas del Atlántico Sur podría proteger a las ballenas desde el ecuador hacia el Santuario Ballenero Austral. Las ballenas en el Atlántico Sur podrían vivir toda su vida dentro de un santuario. Tiene un fuerte apoyo de las naciones de América Latina, pero la oposición de Japón y sus partidarios, incluyendo el Caribe y Estados insulares del Pacífico con lazos de pesca en Japón.
Santuario del Océano Austral: Una resolución será presentada invitando a la ONU a considerar el hecho de que las capturas masivas de cetáceos no regulados se están produciendo en el Santuario Ballenero Austral. Estas se llevan a cabo por Japón gracias a que existe una laguna en la reglamentación de la CBI que permite la caza con fines "científicos" de ballenas. Sería difícil para Japón ignorar la desaprobación de la ONU.
Fuente: Greenpeace...
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