domingo, 28 de octubre de 2012

BARANDAL

Luis Velázquez

PASAMANO: desde tiempos históricos, el Instituto de Pensiones del Estado de Veracruz, IPE, arrastra como una pesadilla el tema de las jubilaciones… Y aun cuando el asunto se reproduce en el mundo y se ha convertido en agenda de seguridad nacional, pues cada vez más la población tiende a envejecer, el IPE Veracruz enciende la alerta amarilla… Desde luego existen muchas razones para haber caído en el fondo del barranco, pero una de ellas es la siguiente: mientras hay jubilados con una mínima, básica, pensión, algo así como tres mil pesos mensuales, quizá menos, hay otros, los privilegiados, que se retiran del servicio activo con pensiones superiores incluso a los cien mil pesos mensuales, más de lo que, por ejemplo, percibe un secretario del gabinete estatal… Y a los ojos de la justicia social y ante la creciente desigualdad social, el hecho significa una bofetada a la mayor parte de pensionados… Sin embargo, la circunstancia favorece a la casta divina de jubilados, entre otras razones, por lo siguiente: el mismo sistema político, social y económico lo ha facilitado, de tal modo que en muchos, muchísimos casos hay trabajadores al servicio del gobierno estatal y municipal con dos y tres plazas, y, bueno, a la hora de jubilarse reciben el beneficio de tales plazas… Por ejemplo: en las semanas que corren hay en el IPE varias solicitudes de empleados al servicio del Estado tramitando su jubilación, y en todos los casos, se trata de una altísima pensión… Y si se revisa su hoja de servicios, ni hablar, la razón los asiste, pues durante los años de su vida productiva trabajaron en dos y tres plazas, sacrificando horas diarias para el descanso y la convivencia con la familia, incluso, hasta trabajando el sábado, y si existía algún espacio, el domingo…

BALAUSTRADAS: habría de referir un caso que se ha multiplicado, incluso, en el Veracruz de hoy: hay empleados que en las mañanas se desempeñan en un cargo público, en las tardes imparten clases en la Universidad Veracruzana y en la noche siguen impartiendo clases en una escuela secundaria y/o preparatoria… En el puesto público reciben un sueldo mensual de 30 mil pesos… En la UV, si tienen tiempo completo, perciben otros 30 mil pesos… Y en la secretaría de Educación como maestros reciben unos 17 mil pesos… Así cada mes su nómina llega a los 77 mil pesos… Y conforme transcurren los años y amontonan antigüedad, sucede, incluso, que la nómina se multiplica, de tal forma que cuando llega la hora del retiro, su pensión rebasa los cien mil pesos mensuales… En tales circunstancias hay una élite de pensionados del IPE, más otros que las tramitan… Por eso de cara a la tragedia administrativa vivida hoy en el IPE y considerando, además, que la población prolonga su vida hasta los 90 y cien años, el instituto necesitará un reajuste en tales canonjías, pues resulta inverosímil que en contraparte existan pensionados con tres mil pesitos mensuales… Pero además suele darse otra desventaja para el IPE: durante la mayor parte de su vida laboral, los empleados cotizaron una baja cuota al instituto porque bajo era su salario… De pronto, unos años antes de jubilarse les otorgaron plaza de tiempo completo y el ingreso mensual se incrementó, y también, claro, la cuota de la pensión, sólo que en tales condiciones cotizará pocos años, mientras a partir de su jubilación su pensión será elevada y, además, durante 20, 25, quizá más años… Y es ahí donde el IPE de igual manera está ahorcado…

ESCALERAS: los expertos han planteado diferentes salidas al IPE, entre ellas, las siguientes: 1) Aumentar los años para jubilarse, toda vez que la población ha incrementado sus años de vida, sin llegar, claro, a la expectativa del secretario de Salud federal, quien apuesta veinte y las malas que viviremos 200 años en la próxima década… 2) Incrementar la cotización mensual al IPE para el efecto de la pensión… 3) Establecer topes a las pensiones más allá de los derechos laborales de antigüedad que cada quien haya construido, trabajando, incluso, en tres plazas… 4) Crear un impuesto especial al pensionado para fortalecer al instituto… 5) Rescatar el programa del IPE en el tiempo de José Luis Lobato Campos, Rafael Hernández Ochoa gobernador, y crear empresas productivas dependientes del IPE… 6) Concesionar al IPE el usufructo de los puentes de norte a sur de Veracruz para tener otro ingreso seguro… 7) Entrar al negocio de las gasolineras, como en su tiempo, y por ejemplo, la Universidad Veracruzana tuviera en algunas ciudades… 8) Cabildear nuevas concesiones para el IPE que entraría de lleno al negocio productivo… 9) Determinar un número concreto de jubilados al año y, una vez llegado al tope, ni una pensión más, hasta el año siguiente… Por vez primera en el IPE del director Armando Adriano cabildean opciones, y en nombre de la tranquilidad social de Veracruz, trabajadores en activo y jubilados esperan resultados alentadores… Quedan cuatro años para honrar la palabra…

POSDATA: Más información en el blog.expediente.mx

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