Todos necesitamos perdón, porque
todos cometemos errores. ¿Habrá alguien que pueda afirmar, con seguridad, que
nunca ha cometido alguna injusticia, que nunca se ha equivocado, que nunca ha
hecho mal a nadie?
Hemos de ser humildes y reconocer
que pecamos cuando voluntariamente decidimos con soberbia y actuamos con
irresponsabilidad. No olvidemos lo que dice la Biblia: El más justo peca siete
veces.
En ocasiones somos superficiales
y acusamos con facilidad a los demás.
Tomando palabras de Jesucristo en
el Evangelio de este domingo, cuando los fariseos acusaban a una mujer y la
querían apedrear, según las leyes amañadas de entonces, Jesús les dijo: “el que esté sin pecado, lance la primera piedra”,
como diciendo ¿quiénes son ustedes para condenar a esta mujer, que tal vez fue
víctima de otros, y olvidan sus propios pecados?
De hecho los
acusadores se retiraron de uno en uno, hasta quedar solos Jesús y la acusada, a
quien tampoco Jesús perdonó. No te condeno le dijo: vete, pero no vuelvas a
pecar.
Jesús apunta
hacia una convivencia justa y fraterna,
fundada en el amor, el perdón y la misericordia, sin ignorar, por supuesto, la
justicia. Jesús dijo con toda claridad: "Yo no he venido para juzgar al
mundo sino para salvarlo".
Le ofrece su
perdón, y, al mismo tiempo, invita a no pecar más. Se muestra comprensivo, pero
exige cambio de actitud. Sin duda esta
es una buena pedagogía, que hemos de seguir en la familia, en la escuela y en
todos los ámbitos de la convivencia humana
El perdón de
Dios no anula la responsabilidad, sino que exige conversión y cambio. Jesús
sabe que "Dios no quiere la muerte del pecador sino que se convierta y
viva". Que se levante y camine con paso seguro, que aprenda a buscar la
verdad, que opte por ella y que aprenda a de esa manera a seguir el camino de
la libertad y del bien.
Obispo de la Diocesis de Tuxpan
Juan Navarro Castellanos
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