•En un año y 25 días, el filósofo Enrique Ampudia nunca pudo construir acuerdos ni libertades ciudadanas
•Será recordado porque desde la dependencia refrendó amor eterno a Yunes Linares
•Se creó un gabinete con 19 funcionarios; la mayoría, yunistas
Luis Velázquez
Un año, 25 días y tres horas duró la luna de miel entre el filósofo José Enrique Ampudia Mello y el gobernador de Veracruz. Ni un minuto más.
“Aquí no hay cabida para los oídos sordos, para los intereses particulares o de grupo, no hay espacio para la indolencia o el relajamiento” dijo entonces Javier Duarte, cuando le tomara la protesta como el tercer subsecretario de Gobierno.
Pero lo hubo. El filósofo falló ante la expectativa de que, como él mismo lo dijera, construiría acuerdos. Y sabría escuchar. Y entender. Y “unir lo diverso con lo común”.
Ni una ni otra cosita.
Fracasó.
Fracasó incluso desde el primer día, cuando desde la misma oficina hablara por teléfono a su amigo y jefe durante 20 años, Miguel Ángel Yunes Linares, para decirle que ahí estaba a sus órdenes.
Y como Yunes estaba en Nueva York por un pendiente médico, todavía le dijo, nostálgico y cariñoso: “De corazón le pido que a su regreso me dé la oportunidad de saludarlo y platicar” (Notiver 20, 06, 2012).
Aun cuando, claro, y nada más para tapar el ojo al macho, declaró a Yunes “un hombre peligroso”, de igual manera como Vicente Fox declarara a Andrés Manuel López Obrador en aquellos días de la campaña presidencial de Felipe Calderón.
Fracasó cuando nombrara como su equipo a un total de 17 subalternos, la mayoría con el sello de su casa durante dos décadas: el yunista.
Fracasó cuando influenciado por el ejemplo de su tlatoani cabildeara una reforma penal para condenar a 20 años de cárcel a quienes bloquearan las vías de comunicación y el Congreso jarocho le revirara dejando la sentencia en sólo, apenas, apenitas, cuatro años.
Fracasó cuando fue enviado como delegado del CDE del PRI a Boca del Río para derrotar en las urnas a Miguel Ángel Yunes Márquez como candidato panista a la alcaldía.
Fracasó cuando lo comisionaron para seducir con argumentos, ideas, billete incluso, al panista Leandro Rafael García Bringas para abandonar el PAN yunista y afiliarse al PRI.
Fracasó cuando le ordenaron bloquear a Yunes Linares para evitar impusiera a su hijo Fernando como candidato a senador de la república.
Fracasó cuando de norte a sur de Veracruz las marchas de indignación social se multiplicaban por falta de acuerdos, los acuerdos que había significado en su discurso el día de la toma de posesión.
Fracasó cuando nunca pudo entenderse con el secretario General de Gobierno, Gerardo Buganza Salmerón.
AUNQUE HAYA ROTO CON YUNES, PRONTO VOLVERÍAN A QUERERSE…
Hombre solitario, famoso por su debilidad ante el whisky cuando hasta le da por cantar acompañado de un trío, gente que gusta de ir al cine solo, sin compañía, nunca, jamás, pudo convencer a una parte de la elite y la militancia priista de su ruptura con su hacedor, Yunes Linares.
Incluso, uno de sus amigos que lo conoce por dentro y por fuera, dijo: “Su dependencia psicológica es tanta que si fuera cierta la ruptura, entre ellos hay lazos tan profundos que pronto volverán a quererse”.
Más aún: nunca pudo interpretar con hechos y resultados la orden del gobernador de “hacer del diálogo la premisa para resolver los reclamos sociales”.
Y como en el caso de “El oaxaco”, José Manuel Flores, quien el 17 de diciembre, 2012, bloqueara la autopista del sur de Veracruz con 9 alcaldes del Consejo de Alcaldes Indígenas de la sierra de Soteapan, sus neuronas solo alcanzaron para cabildear una reforma penal y enviar a la cárcel a los revoltosos.
Quiso, el 17 de julio, 2012, estar “a la altura del corazón y la mente” del gobernador para ser coresponsable en la oportunidad “de servir a los veracruzanos”.
Pero falló.
Y el góber fue, digamos, demasiado tolerante, porque extendió la cuerda durante 12 meses, 25 días y 3 horas, y ni modo, aplicó la cuchilla.
¡Adiós, Ampudia, adiós!
Ni acuerdos. Ni tolerancia. Ni pluralismo. Ni libertades ciudadanas. Ni “comunicación política, sólida, cordial y efectiva”.
El blof.
Ni siquiera, vaya, lo pudo salvar la frase bíblica acuñada por el diputado panista, Danilo Alvízar Guerrero, cuando lo declarara “un político muy capaz, a quien conocemos bien”. (17, 7, 2012)
Tampoco, por supuesto, el diputado priista, Flavino Ríos Alvarado, cuando tirara su espada en prenda en su nombre: “Es un buen nombramiento”, dijo.
AMPUDIA RENUNCIÓ A DUARTISTAS E IMPUSO YUNISTAS SIN TON NI SON
Fue, claro, el filósofo del “diálogo, los acuerdos y la construcción de compromisos”…pero sólo para incluir en la nómina al mayor número de yunistas posible.
Por ejemplo, el mes de diciembre, 2012, casi cinco meses después de usufructuar el cargo, Ampudia escenificó “la noche de los cuchillos largos”, cuando nombrara a un mínimo de 19 funcionarios, la mayoría con el sello yunista en la frente.
Incluso, y trepado en la euforia “del pinche poder”, en algunos casos despidió a los subalternos nombrados por Érick Lagos Hernández, el primer subsecretario de Gobierno, y ratificados por Tomás Carrillo, el segundo, de una manera soez y soberbia, altanera, cuando en su discurso hablaba de “gobernar… con un amplio sentido humano y de justicia”.
Por ejemplo, los cesó, primero, a través de un periodicazo sin un comunicado previo de por medio, y segundo, su capataz, Luis Sardiña, alias “El coño-loco”, llegaba a las oficinas con un séquito de escoltas y los lanzaba sin ton ni son, prepotente y altivo perdona-vidas.
Los primeros yunistas en llegar a la subsecretaría con Ampudia fueron, entre otros, Jorge Santos Azamar, compadre de Yunes, y Juan Herrera Marín, alias “La mapacha”, su director de Seguridad Pública y socio en el manejo de los ranchos que compraran en el chirinato, y al que la secretaría de la Función Pública había inhabilitado durante 10 años.
Pero, además, con un pasado porrístico como estudiante en la facultad de Leyes de la Universidad Veracruzana, al lado, entre otros, de Raúl Galeana, Nicolás Clímaco y Cándido Navarro y cuyo jefe máximo era Yunes.
También, claro, “El coñoloco”, ungido como director general de Política Regional, el mismito que traicionara a su amigo Dante Delgado para cobijarse en los brazos de Yunes Linares, maestro de tiempo completo en la Universidad Veracruzana y Enseñanza Media de la SEV, transportista de materiales de construcción, abastecedor de caña del ingenio La Concha y restaurantero.
Y José Ángel Teddy Palacios, quien como uno de los más famosos porros estudiantiles de la época tomara por asalto la rectoría de la Universidad Veracruzana el mismo día cuando Fernando Gutiérrez Barrios tomara posesión de gobernador, y a quien Yunes Linares bautizara como “El jaranero” por el paliacate que se colgaba en el cuello para sentirse más jarocho.
Y su secretario particular, José Luis Enrique Ambell, conocido como “La taza de café”, y quien una parte de su vida pública sirviera, de igual manera, con devoción a Yunes Linares, además, claro, de sus negocios a través de unas constructoras: Engo Travel, Grupo Surtidor y la empresa Proyectos y Edificaciones Enríquez, algunas de las cuales fueran, incluso, del interés del ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, por irregularidades.
UN CHUCKY APODADO “EL COÑOLOCO”
Así, en la primera semana de diciembre, “El coñoloco” fue el operador de Ampudia otorgando nombramientos al nuevo séquito que ascendía al poder estatal.
Rogelio Barrios Ortega, representante del gobierno duartista en la zona sur, extesorero municipal en San Andrés Tuxtla y Orizaba, impuesto por Yunes, panista de corazón, y quien desde el año 2008 fuera uno de los fogosos promotores de Yunes Linares como candidato panista a la gubernatura, operando en el distrito de Los Tuxtlas.
María Elena Pedroza Barrientos, coordinadora regional en San Andrés Tuxtla y Acayucan, originaria de Hueyapan de Ocampo, panista de trayectoria y partidaria de Yunes para la gubernatura.
Arturo Tenorio Mortero, delegado operativo en San Andrés Tuxtla.
Eduardo Sagrero Bejard, delegado en Acayucan, primero, y luego ungido como subdirector de Organización, Funcionamiento y Enlace Regional, delegado también que fuera de la CNOP, a quien en una jugada magistral Ampudia lograra que Erick Lagos, presidente del CDE del PRI, le tomara posesión como líder de la Asociación Civil “Fortaleza y Honestidad por Veracruz”.
José Luis Utrera Alcázar, taxista de oficio, coordinador regional en Coatzacoalcos, Sierra de Soteapan y Pajapan y Minatitlán, síndico único en el Ayuntamiento de Minatitlán, y quien también aprovechara el cargo para asesor al presidente municipal de Cosamaloapan, Homero Arróniz Zorrilla, y con fama pública de tomar ‘’el pelo’’ a los alcaldes. “El apaga-fuegos” de Ampudia le llamaban en la Cuenca del Papaloapan.
Martín Gracia Vázquez, delegado en Coatzacoalcos.
Elizabeth Rosas López, delegada en la sierra de Soteapan y Pajapan.
Emilio Rojas Zavala, delegado en Minatitlán, originario de Lerdo de Tejada, productor de caña, dicharachero, con fama pública (lo que uno se resiste a creer) de haber saqueado las tesorerías municipales del distrito a base de vales de gasolina y dinero en efectivo; así como de vender animales en peligro de extinción que traía desde Santiago Sochiapan, según reza su bitácora periodística.
Porfirio Romero Alemán, coordinador regional en Córdoba-Huatusco, militante del PRD y maestro del CTIS 143.
Eligio Vázquez Jiménez en la zona Córdoba.
José Manuel Izazaga Mora, coordinador en Huatusco, y quien fuera uno de los ideólogos del porrismo estudiantil en la Universidad Veracruzana.
José Luis Abonce Gordillo, en la zona Orizaba-Zongolica, y a quien sacaron de la jefatura de Almacenes del ingenio San Miguelito, y quien fuera, además, coordinador de la campaña electoral de Yunes Linares como candidato a gobernador, y en otros tiempos precandidato del PRI a la alcaldía de Yanga.
Romero Estrada Ríos, delegado en Orizaba.
Marcelo Cervantes Huerta, delegado en Zongolica.
¡AY, YUNES, “TE HE QUERIDO BIEN!”
Es decir, casi casi un gabinete ampliado de Ampudia Mello para “construir acuerdos” en un Veracruz turbulento y convulso, sin importar, claro, la gordura democrática en un sexenio que arrancara con un programa de austeridad, pues las arcas estaban vacías, además de una deuda pública incuantificable que los más conservadores calculan en 60 mil millones de pesos.
Tres días después de tomar posesión como subsecretario de Gobierno, Ampudia Mello se curó en salud con Yunes Linares: primero, confesó que “lo he querido bien”; después, advirtió que “no le teme ni le he estado nunca sometido”.
Y luego, precisó que cuando luego de 20 años de estar juntos descubriera que tenían “posiciones distintas… le dije que a partir de ese momento buscaría espacios políticos y profesionales propios, sin menoscabo de nuestra amistad”.
En 1995, Ampudia Mello siguió a Yunes Linares como uno de sus apóstoles, luego de su derrota como presidente del CDE del PRI en que perdiera la elección de presidentes municipales en 105 municipios.
18 años después, Ampudia deja la subsecretaría de Gobierno, porque nunca pudo, como aseguró en su toma de posesión, “generar orden en Veracruz”, además de utilizar el recurso público para dar chamba a un montón de yunistas.
¡Adiós, filósofo, adiós!
POSDATA: Columnas picosas, reportajes picosos y crónicas picosas en el blog.expediente.mx como en ningún otro medio de Veracruz.
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