lunes, 30 de junio de 2014

SAPOS Y ALACRANES...




Podríamos hablar y escribir de la homologación electoral, la gubernatura de dos ó cinco años para igualar los calendarios locales, estatales y federales, acorde a la propuesta de la reforma política, pero resulta que el tema de interés general no es ese, sino el partido entre Holanda y México que se llevó a cabo el día de ayer, domingo. 

A la mayoría de los mexicanos, les dolió la derrota, tenían la leve esperanza de que el equipo azteca pasara a cuartos de final, que rebasara las metas anteriores, pero en los tres últimos minutos, nos empataron y en otros dos de compensación nos “sepultaron”; en los hogares, los restaurantes, los establecimientos, hubo un sentimiento generalizado de frustración, la clásica expresión: “jugamos como nunca y perdimos como siempre, jugamos como nunca y nos rompieron la mandarina en gajos”. 

Los políticos ya no tuvieron la oportunidad de salir en la foto o en la televisión haciendo llamadas o festejando, esa escena será para otra ocasión. 

El mexicano le pide al mexicano que triunfe, que cambie de actitud, que sea un hombre o mujer de éxito, ya se cansó de ver el rostro de la derrota porque esta es huérfana. 

Era un simple partido de futbol, pero la mercadotecnia y los intereses creados han configurado la ilusión de que dicho encuentro era una hazaña nacional. El juego de la pelota no es para cortarse las venas con popote, no es para tanto, pero el partido significaba algo más que un gol, representaba el orgullo de ser buenos o excelentes en algo. Desde mi punto de vista, algún día brincaremos ese obstáculo, porque para ser campeones en el deporte del futbol, no es requisito ser potencia económica, ahí está Brasil, lleva varias copas y no siempre ha estado en los altos estándares del desarrollo económico. Mencionemos a Argentina, varias veces ha levantado el cetro y también ha tenido crisis económicas catastróficas, luego entonces, les decía, subir de nivel en futbol, es factible, solo es cosa de aplicarse y de planear a mediano y largo plazo en dicha materia. 

Son mediocres los jugadores, por supuesto que no, se la rifaron, lo que si es que padecen un problema cultural, faltó actitud, ambición, malicia. Argumentan los mal pensados que si los holandeses le hubieran tirado los balones al cuerpo de Memo Ochoa, los habría parado, pero como los dirigieron hacia donde las arañas hacen su nido, pues le anotaron y ganaron, esa broma circula en las redes sociales. 

En cierta ocasión Vicente Arcadio Hernández Martínez, catedrático de la Universidad Veracruzana, en su conferencia de liderazgo y comunicación, enfatizaba que el mexicano no necesita una reforma laboral, educativa, energética, hacendaria, requiere una reforma mental, es decir, tener la suficiente entereza para perseguir los objetivos, alcanzarlos, lograrlos, conquistarlos. 

En tres minutos los holandeses nos quitaron la gloria y la victoria y nos dejaron un sabor agridulce. Los nuestros pudieron hacer más. 

Se enfrentaron 11 contra 11, pero los europeos, fueron fríos y entendieron que el minuto tiene 60 segundos. 

Será para la próxima.

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