miércoles, 13 de agosto de 2014

UN CAFECITO CON. ARMANDO AGUILAR LARIOS.








Por Orlando Segura Hervert. 

Urgen urbanistas en los municipios, gente preparada que planifique el desarrollo de Tuxpan, personas con visión a mediano y largo plazo (8, 10, 20 años) que sepan como instrumentar el Plan Municipal de Desarrollo. Un estudio integral que diga hacia donde orientar el crecimiento de la mancha urbana, que por cierto debe ser hacia la zona Poza Rica, y así, sea del color que sea, verde, rojo, amarillo, azul, del partido que sea, se comprometa con el desarrollo ordenado de Tuxpan.

Es Armando Aguilar Larios, arquitecto de profesión, egresado de la gloriosa Universidad Nacional Autónoma de México, con 10 años en la docencia en el Instituto Politécnico Nacional y 30 en la Universidad Veracruzana. 

Se declara ferviente amante de Tuxpan, quizás por esta razón, habla con pasión de su querida ciudad, dice que una de las tareas impostergables es salvar el rio, hay que implementar varias medidas para poder llegar a soluciones muy concretas en ese tema que tiene que ver con la contaminación a uno de los afluentes naturales que le dan realce por su belleza a este punto geográfico. Hay que desviar la descarga que se hace a un costado de lo que anteriormente se conocía como el Hotel Pereda, quitar ese drenaje. 

Hermosear la parte de Santiago de la Peña, hay proyectos realizados por los estudiantes de arquitectura de la UV, mismos que solo han quedado en el papel. Es necesario reglamentar la arquitectura desde Tenechaco, quitar ese anuncio (Boulevard y Garizurieta) que tal vez represente ingresos para la tesorería, pero le da en la torre a todo ese sitio, además es un peligro y viola la ley. El entrevistado lanza una interrogante ¿Quién lo autorizó?. 

El aeropuerto “Fausto Vega Santander” cumplió su objetivo, originalmente se le ubicó en donde había 35 hectáreas para ese fin, pero la mancha urbana ya se comió 10 de ellas, luego entonces, para el aterrizaje de un avión para 100 ó 120 pasajeros es obsoleto, aquí hay que aprovechar la iniciativa de Carlos Slim, quien ha dicho que quiere construir uno en esta zona; pues hay que llamarlo y ofrecerle un espacio de 50 hectáreas, por ejemplo rumbo a Tamiahua. El magnate está pensando en el mercado de Houston y en las zonas petroleras. 

Para el futuro de Tuxpan se requieren 4 puentes, el actual está construido en la parte más angosta, pero además son indispensables otros tres: uno a la altura de la privada, otro por la antigua caseta, y el tercero por Ojite. Pensar en esas grandes obras que le harán mucha falta a este lugar, sobre todo con la gran afluencia que atraerá la conclusión de la autopista México – Tuxpan. 

Propone varios cambios sustanciales a la zona centro, introducir el cableado de luz en forma subterránea, ordenar y agilizar las vialidades, respetar las fachadas, banquetas, espacio para los discapacitados, quitar al ADO de donde está y mandarlo a la Central Camionera, modernizar el mercado “Enrique Rodríguez Cano”, diseñar otro estacionamiento, conservarlo con un toque provinciano, cerrar parte de la Garizurieta y hacer adecuaciones propias de la urbanización. 

En lugar de edificar un hospital de especialidades, sugiere rescatar la estructura del “Emilio Alcazar”, sin necesidad de tirarlo, aprovechando los pilares se puede hacer mucho con el área disponible: “No estoy buscando chamba, pero si no sabe cómo hacerlo pues que me llamen y yo les digo como”. 

Una de las prioridades y preocupaciones de los gobiernos tendrá que ver con la atracción de inversionistas, para que le sigan apostando a Tuxpan. Aquí hay terreno suficiente, tenemos agua, gente joven. Insistir en el Puerto Profundo porque representa progreso, fuentes de empleo, serían más los beneficios que los perjuicios, contradiciendo así a los ambientalistas, quienes afirman una serie de posibles problemas ambientales como la destrucción de los ecosistemas y la biodiversidad. 

Armando Aguilar ha viajado 4 veces a Europa, le fascina París, admira Alemania y a Japón, éste último país, le falta recorrerlo, no pierde las esperanzas de realizarlo en un breve tiempo. 

Vive feliz, con una esposa y tres hijos a los que les reconoce triunfos académicos, una bella familia. 

En relación con sus propuestas, afirma: ¡nadie lo escucha!. 

Concluye la charla con un razonamiento en torno a la catedral: “le dieron en la torre al valor arquitectónico, pero esa es otra historia”.

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