Por Orlando Segura Hervert.
Imagen: Archivo.
Tamiahua, Ver.- Ayer durante el transcurso de la mañana las cosas y acontecimientos se suscitaron con completa normalidad, no hubo sobresaltos, los opositores solo miraron, Tamiahua ya no fue noticia nacional ni local, nadie enardeció a la raza, nadie quemó la alcaldía ni el DIF Municipal, ni pretendieron alterar el orden en el hogar de Martín Cristóbal Cruz.
Para calmar los ánimos fue necesario vincular a proceso al excomandante de la Policía Municipal Ambrosio Delgado Vargas a quien presuntamente se le pasó la mano con golpes y agresiones , ocasionándole la muerte al joven Jalid García Vidal.
Todo se desarrolló en el marco de la normalidad democrática, la legalidad. Sin embargo, fue indispensable para apaciguar la hoguera y solo de manera preventiva la presencia de la Fuerza Civil y otros cuerpos de seguridad, eso desanimó cualquier respiro de protesta social. El alcalde Martín Cristóbal regresó protegido.
El lunes 15 de junio, hubo manifestaciones e inconformidades, el México Bronco despertó en Tamiahua, la demanda de justicia muy justa, el final de esa fecha sobrepasó los límites de la convivencia que deben regir en toda sociedad, la zozobra cambió de vientos.
Ayer, todo fue tranquilidad, hubo peticiones y gestión, pero el foco rojo no ha concluido, sigue ahí, está latente, oculto, hay contradicciones sociales a las que se les debe atender con prontitud, con sensibilidad y humildad, dejar de lado aquella prédica: “perdono pero no olvido”, si es así, entonces habrá venganzas políticas que a nada llevan, nadie saldrá ganando, perderá eso sí, Tamiahua.
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