Sapos y Alacranes
Por Orlando Segura Hervert.
Tuxpan, Ver.- Este lunes la nota no la dio Sara Ladrón de Guevara rectora de la máxima Casa de Estudios en la entidad veracruzana, quien acudió a testificar la acreditación de Biología Marina e Ingeniería en Agronomía. Ese tema pasó a segundo término en el momento en que intervino el presidente del Comité de Acreditación de la Licenciatura en Biología (CACEB), Eduardo Zarza Meza quien primero elogió el paso dado, y después les dio de coscorrones a la Universidad Veracruzana y al gobierno estatal porque los recursos no fluyen, habló de las carencias físicas en las que tienen que desarrollar su vida escolar y desempeño académico, tanto los profesores como los alumnos de la Facultad de Ciencias Biológicas y Agropecuarias.
El docente soltó un mensaje subliminal: “yo no vivo en la Narvarte, ni tengo departamento ahí”, pero díganos que tenemos que hacer para que el gobernador otorgue más presupuesto y nos sumaremos; casi casi, le rogaba a la Sra. rectora que encabezara la rebelión para conseguir recursos financieros para la UV.
Zarza Meza sabía el terreno que pisaba, lo dijo textualmente, aprovecharía la presencia de Sara Guevara en dicho plantel, conocía de la asistencia de la prensa, los medios escritos, radiofónicos, digitales, televisivos, ahí soltó varias “bombas mediáticas”; comentó que la escuela está muy vieja y los acreditadores no se podían explicar ¿Cómo una institución en esas condiciones tuviera tan alta productividad?, aseguró que la carrera aún con esas adversidades, tenía el mayor número de titulados en todo el país.
Cuestionó el tiempo de construcción de unas aulas en el primer piso, mismas que tardaron 5 a 6 años en edificarlas, criticó acremente el equipamiento de un laboratorio que por falta de recursos no se ha hecho y advirtió que el día que lo echen a andar, el material será obsoleto y ya no va a servir.
En ese contexto fue su participación discursiva que se salió del protocolo, él mismo la calificó de irreverente pero necesaria.
Habló de los 11 mil kilómetros de litoral, la enorme riqueza desaprovechada y del descenso de la pesca de Veracruz en un 40 por ciento en los últimos 10 años.
Agregó: “no hay una sola granja de camarón en todo el estado”, pronosticó que a este paso en 20 o 30 años no habrá alimento para las generaciones venideras.
Y así siguió con su prosa entusiasta, aguerrida, defeña, tuxpeña: “hay niños en la sierra que no han comido pescado en toda su vida”.
Las palabras a veces puntillosas, con sabor a zarzamora, no gustaron a más de uno, pero ahí quedaron.
Sara leyó unas hojas, su intervención fue fría, una lectura “plana”, trató de justificar las dificultades y carencias de la Universidad Veracruzana.
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