jueves, 28 de abril de 2016

Los jóvenes no se pierden en la calle, se pierden en la casa: Filósofo de Güemez.



Sapos y Alacranes
Por Orlando Segura
Ramón Durón Ruiz, El Filósofo de Güemez no es la primera vez que visita Tuxpan, ya ha venido a este lugar y le encanta la gente, la gastronomía y la limpieza de la ciudad, se le oye sincero cuando emite una opinión en torno a este punto geográfico y quienes residen aquí. 

Hombre maduro que sabe agradecer las lecciones de la vida, a Dios y a sus padres, se desplaya a la hora de dar una entrevista a los reporteros, en esta ocasión se hizo acompañar de Don Ángel Alvaro Peña y un grupo de empresarios que lo invitaron para que impartiera la charla: “Date permiso de ser feliz”, en donde la hilaridad y el contenido principal son los valores trasmitidos a los asistentes. 

Hombre ducho en la política, con 7 carreras, autor de libros e innumerables artículos, dice que desde su perspectiva ya fue alcalde, diputado, procurador, pero le faltaba ser feliz y por eso emprendió esa aventura. 

Ante los representantes de los medios impresos, digitales, radiofónicos y telivisivos, enfatizó que los jóvenes no se pierden en la calle, se pierden en la casa, ante la ausencia del contacto con los padres y la falta de valores. 

Insistió en cambiar desde abajo, empezando por uno mismo y la familia, solo así se podrá transformar a una sociedad. 

Hay que privilegiar el hambre de ser mejores, resaltó en ese sentido el papel de la mujer y fundamentalmente el de su madre que por cierto era soltera. 

El entrevistado, le gana la nostalgia y se pone a platicar la profunda pobreza que le tocó vivir en su infancia, cuando andaba sin zapatos. 

El Filósofo de Güemez siguió avanzando en la disertación con los señores de la pluma, me miró y dijo, usted que es candidato: “los partidos políticos lo que necesitan es sentido de patria, sentido de pertenencia”, y continuó explicando la conformación del Constituyente de 1917, en esa parte de la historia no había legisladores profesionales y sin embargo, hicieron una constitución de vanguardia, con garantías individuales y sociales, esos hombres dejaron de ser villistas, carrancistas, obregonistas, zapatistas, y pusieron por encima de todo el interés superior de la patria”. 

Se le cuestionó que le faltaba por escribir, algo que hubiese quedado en el tintero; inmediatamente respondió… encontrarme conmigo mismo, ya lo hice y soy profundamente feliz.

Y soltó la prenda: “los hombres viejos sabemos mucho pero ya no nos preguntan, no da consejos, da una reflexión en torno a la vida, la política es el arte de comer sapos y no hacer gestos, y filosofía es el oficio de cerrar los ojos y abrir el alma”

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