martes, 13 de diciembre de 2016

Urge reorientar el presupuesto

La escena veracruzana
Imagen: Redes Sociales
En la escena nacional se barrunta una situación muy parecida a la que vivió Cuba en los días del derrumbe del bloque soviético. Al venirse abajo la economía socialista, se terminó el trato justo y las divisas de las que dependían en gran parte los cubanos. Sólo el liderazgo de Fidel Castro y la resistencia heroica de un pueblo pudieron sortear los años más difíciles del llamado periodo especial. Y tomar en sus riendas un nuevo camino en el marco de la nueva situación internacional.

La política económica que está en los proyectos de Trump seguramente cambiará las reglas del juego en las relaciones económicas entre México y los Estados Unidos. Empeñado en afianzar el proteccionismo (que nunca se abandonó por cierto) y llevar a cabo una reactivación económica basada en el fortalecimiento de la oferta, vía la disminución de impuestos, la desregulación económica y la inversión en infraestructura, la política trumpiana se apresta a poner obstáculos a las exportaciones mexicanas, a desincentivar la inversión estadunidense en México y a poner trabas al envío de remesas por parte de los trabajadores mexicanos residentes en aquel país.

El esquema de dependencia de México hacia los Estados Unidos se modificará sustancialmente. Para el pensamiento primario de Trump, México resultó un socio comercial “aprovechado”, “ventajista”, que saqueó empleos e inversión de los Estados Unidos y los colocó en suelo azteca, merced a la excesiva ventaja de su mano de obra barata. Y además, tuvo la desfachatez de enviar cientos de miles de migrantes y robarles en sus propias narices puestos de trabajo a sus connacionales.

La economía mexicana depende en más del 70% de la del norte, por lo que viviremos a partir del próximo año muchas vicisitudes. Un riesgo mayor se tendrá en los efectos financieros. La reducción impositiva y el mantenimiento de tasas de interés bajas, harán que los flujos de inversión retornen a los Estados Unidos y ya no se destinen a México ni a los llamados países emergentes. Un peligro mayor es que a la élite dirigente se le ocurra competir por esos flujos (haciendo más atractivas las tasas de interés y rematando aún más los bienes nacionales) en vez de reorientar de una vez y por todas la economía hacia la inversión productiva, el empleo y el crecimiento. Hoy es urgente caminar a marchas forzadas en esa dirección, dadas las condiciones económicas de destrucción de una parte importante de la base productiva, industrial y agrícola, y de los rezagos que tenemos en ciencia y tecnología.

En México viviremos una situación inédita. Y en Veracruz aún más, habida cuenta de la rapacidad con la que se manejaron las finanzas públicas y se elevaron a niveles increíbles los montos de la deuda.

Ahora que está en sus manos el paquete financiero, los legisladores veracruzanos tendrán que hacer un esfuerzo muy grande e imaginativo para iniciar el cambio de rumbo. Habrá que reducir drásticamente los gastos innecesarios, superfluos o excesivos que existe en las dependencias públicas, comenzando con la oficina del gobernador, con sus gastos en comunicación social y en asesores que lo acompañan. ¿Cuántas de las 208 plazas adscritas a esa oficina son indispensables? Viajes oficiales sin fundamento alguno, prestaciones más allá de lo que percibe el ciudadano común, gastos de oropel y de manutención familiar, como los que hacía Duarte, secretarios y choferes en exceso, todo ello debe terminar de tajo en la situación especial que viviremos el próximo año y dedicarlo a aumentar el magro 2.9% de inversión pública que contiene el proyecto de presupuesto de egresos hoy en discusión (2 mil 920 millones).

No ayuda tampoco la reducción de los recursos federales aplicados a nuestro Estado. Ya en una colaboración anterior hablamos de la disminución de los fondos federales del ramo 33 para Veracruz. También en lo que se refiere a inversión directa de las dependencias federales se tendrán menores recursos. De conformidad con un estudio del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados (www.cefp.gob.mx/edospef/2017/ppef2017/Veracruz.pdf), habrá una disminución de inversión federal del orden de 38.5% en términos reales para nuestro estado, es decir, 2 mil 430 millones menos.

Es urgente reactivar la economía de Veracruz, apoyar a los pequeños y medianos empresarios, al campo, la economía social, y desarrollar un clima de honestidad y de confianza hacia las mayores inversiones. Afortunadamente en el 2018 se tiene una oportunidad de oro para cambiar las cosas en México y en nuestro estado. Por lo pronto necesitamos aplicar un programa emergente para ocupar a los repatriados que nos devolverá la ola proteccionista del señor Trump. Podría comenzarse con aprobar la iniciativa de austeridad presentada por las y los diputados de MORENA. La inversión pública podría crecer 3 veces. Los legisladores tienen la palabra.
marco.a.medinaperez@gmail.com

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