martes, 17 de enero de 2017

Deshojando la margarita

La escena veracruzana
Imagen: Redes Sociales
Margarita Zavala tiene el don del olvido. Es un don muy adecuado para una persona que quiere presidir el país con la misma línea de la desmemoria con la que ha sido gobernado por décadas. Últimamente se ha dedicado a justificar las políticas que su esposo llevó a cabo en materia energética y pretende deslindarlo de cualquier relación con los gasolinazos que ha decretado Peña Nieto.

Dice la señora Margarita que el presidente actual “ligó indebidamente el precio de la gasolina con la reforma energética” (véase su opinión en http://www.eluniversal.com.mx/entrada-de-opinion/margarita-zavala/nacion/2017/01/2/todo-mal-el-precio-de-la-gasolina-la-corrupcion). Pero parece olvidar que la reforma energética inició en los tiempos de Calderón, su esposo, y comenzó la privatización de varias áreas reservadas a Pemex a través de los contratos incentivados, sin llegar al máximo de lo que hubiera querido, dejando el camino despejado para que Peña Nieto lo continuara.

Otra afirmación de la señora Zavala es que “en los gobiernos del PAN no se utilizó el precio de la gasolina para fines recaudatorios.” Y después dice: “Había un subsidio por más de 200 mil millones de pesos al año que tenía que corregirse, lo que se hizo gradualmente”. Este argumento lo ha querido reforzar recientemente Ernesto Cordero, el senador panista que fue secretario de Hacienda en una parte del mandato de Calderón, al señalar que el subsidio que se aplicaba al precio de la gasolina era un impuesto negativo. Ahora, en vez de subsidios, se aplica el IEPs a las gasolinas. Este año se pretende recaudar 284 mil millones de pesos. La finalidad es tapar el déficit público que se ha venido generando en los últimos años, tanto por el despilfarro fiscal como por la reforma energética, responsabilidad ambas tanto de panistas como de priístas.

Como buena desmemoriada, Zavala no recuerda que si se aplicaba un subsidio a la gasolina era porque tenía que importarse, dado que no se producía suficiente en el país. Y ello era la intención: desdibujar la presencia de Pemex en toda su materia de trabajo para dar paso a la privatización. Entonces la liga de reforma energética con los gasolinazos se comenzó a dar desde el sexenio calderonista. El alto precio del crudo que llegó a rebasar los 100 dólares por barril permitió no sólo “subsidiar” la gasolina, sino el incremento en el gasto corriente del gobierno panista. También sirvió para subsidiar la baja imposición fiscal a los grandes contribuyentes.

En una afirmación de antología, Zavala critica la recaudación extraordinaria que ha tenido el gobierno priísta por la aplicación del impuesto a las gasolinas, ya que sólo se ha aplicado en gasto corriente: “Subieron salarios a la alta burocracia, aumentaron las plazas para compadres y amigos, se dieron jugosos contratos a empresas del Estado de México”. Una descripción que corresponde a la perfección con lo ocurrido en el periodo de gobierno de Calderón. Con la única diferencia que los jugosos contratos no eran precisamente para empresarios del estado de México sino para los propios consentidos.

“Y de Pemex, ni hablar: (dice Margarita Zavala) en lugar de racionalizar el gasto y dirigirlo a producir más gasolinas, se han gastado millones de dólares por ejemplo en comprar plantas quebradas de fertilizantes o aviones ejecutivos.” 

Como si en el sexenio de Calderón hubiera habido racionalización del gasto en Pemex, al cual ordeñaron todo lo que pudieron para solventar el déficit fiscal ya en aumento y los negocios multimillonarios de los funcionarios públicos.

Pero el colmo de la desmemoria discursiva de la señora Margarita es la siguiente afirmación: “Algunos dicen que el caos que pueden ocasionar las protestas no va ayudar a las inversiones que se necesitan, por ejemplo para nuevas refinerías, pero, ¿qué no cancelaron una?”

O sea, el comal hablándole a la olla. Refinerías inconclusas. Refinerías canceladas. Todo revuelto para confundir a la memoria.

No estaríamos reproduciendo estos párrafos si no supiéramos que la señora Margarita Zavala está anotada para encabezar la candidatura a la presidencia de la República por el PAN. Y que el régimen la observa para ver si le alcanzan las cuentas con ella a fin de detener Andrés Manuel López Obrador, quien sin duda está en las preferencias ciudadanas.

El asunto es que con desmemoria han gobernado este país y ha pasado elección tras elección vendiendo el mismo cuento, el del cambio de piel para que nada cambie. Muchos mexicanos resultarán engañados con el estilo desenfadado de mentir o de decir verdades a medias que lleva a cabo la señora Zavala. Lo mínimo que nos merecemos los mexicanos en esta hora de hartazgo y en este año de crisis, es que pongamos las cosas en claro y rescatemos del olvido la memoria. Por ello resulta importante deshojar la margarita de sus pétalos engañosos. No será la primera ni la última.
marco.a.medinaperez@gmail.com

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