martes, 10 de enero de 2017

¿Qué hubieran hecho ustedes?

La escena veracruzana
Imagen: Redes Sociales
Peña Nieto ha logrado hacer con una sola decisión lo que no ha podido con el conjunto de su política económica: mover a México. Por todo el país se desarrolla un movimiento social de enormes proporciones, espontáneo, masivo, plural, cada vez más consciente de la necesidad de marginar a los provocadores de siempre, los que tratan de deslegitimar la justa protesta y legitimar la represión.

Hoy más que nunca el país está movilizado, pero en contra de la política gubernamental, de la reforma energética y de la fiscal, que son la causa fundamental de los gasolinazos, aunque el discurso gubernamental se ha centrado en desvincular las protestas de estas dos medidas y nos quiere hacer creer que es resultado de un factor externo. 

Y apenas comienza el año. Pareciera ser que la conseja popular acerca de las cabañuelas, esas que anuncian el comportamiento climático del año conforme inician los primeros 12 días de enero, puede ser la medida de lo que ocurrirá en el clima político de 2017. Faltan todavía las repercusiones de las medidas que tome el señor Trump a partir del 20 de enero, algunas ya en curso, como el retiro de inversiones ya programadas por trasnacionales como la Ford, y otras por verse como la deportación de connacionales o la imposición de dificultades para el envío de remesas. El peso se sigue depreciando. Se espera que en febrero el Banco de México determine un incremento aún mayor de las tasas de interés. Ya la inflación anual se pronostica al doble de la meta oficial pues no sólo suben gasolinas y diésel, sino electricidad y gas. Se vislumbra un estancamiento económico del país.

Para infortunio de México, el mayor problema no son las dificultades que enfrentaremos sino las decisiones equivocadas, la orientación de las políticas y la falta de entendimiento de los que conducen el país.

Enrique Peña Nieto nos acaba de compartir una muestra de ello y una frase de antología: “¿qué hubieran hecho ustedes”. Peña se empeña en convencernos de que no había otra salida, que no afectará mayormente a los de menores ingresos sino al 10 por ciento de la población que consume el 40% de los carburantes y que no habrá mayor repercusión inflacionaria porque su gobierno estará atento para que esto no suceda.

Si en algo acierta el discurso presidencial del 5 de enero es en describir el despilfarro de los recursos provenientes del petróleo y en compartir culpas con el PAN. Es cierto que la importación de gasolinas estuvo subsidiada, pero no en beneficio de los consumidores sino de funcionarios y empresarios ligados al negocio de la importación. Tan sólo en el gobierno de Calderón, “se perdieron casi un billón de pesos” en subsidios a la gasolina. Qué desperdicio, parece decirnos Peña Nieto, cuando se pudieron aplicar dichos recursos “en cosas más productivas como sistemas de transporte público, escuelas, universidades y hospitales”. ¡Habráse visto tanto desvarío!

Obviamente la salida no son los subsidios, pero mucho menos las políticas que obligan a ello. Los tecnócratas en el poder apostaron por insertar la producción nacional en el escenario internacional, pensando que el diferencial de precios operaba a favor de la extracción de petróleo nacional y en contra de la gasolina producida en el país. Bajo esta premisa, se optó por incrementar el volumen de los crudos a exportar, sobre todo por el alto precio en que se cotizaba a nivel internacional. Y se decidió importar gasolinas, dejando de producirlas en el país. Si las gasolinas importadas se produjeran aquí, el precio a los consumidores sería menor, sin subsidio alguno, pues se reflejaría el bajo costo de extraer el hidrocarburo en México

Hay muchas respuestas a la pregunta presidencial. Para empezar, la construcción de las refinerías que faltan ahora con tanta urgencia. Por lo pronto, aumentar la capacidad instalada en las existentes. Para financiar esto: reducir los gastos superfluos y excesivos que están presentes en el presupuesto federal, disminuir a la mitad los sueldos de los altos funcionarios de todos los niveles de gobierno y de los llamados órganos autónomos, aplicar una auténtica política de trasparencia y de combate a la corrupción, con lo cual se ahorraría mucho más de lo que se obtendrá por los gasolinazos en curso. Y muchas cosas más. 

Hay que enfatizar algo. Los partidos del Pacto por México tratan de lavarse las manos y algunos de ellos hasta hacen llamados para movilizarse en contra de la decisión presidencial. Recordemos que con Calderón comenzaron los gasolinazos y que PRI, PAN y PRD aprobaron la Ley de Ingresos vigente, que da sustento a los actuales incrementos, y se han negado a revertirla. Sin embargo, los ciudadanos, movilizándose, recuperan la memoria. Que ésta se haga efectiva en las elecciones por venir.
marco.a.medinaperez@gmail.com

No hay comentarios: