domingo, 29 de octubre de 2017

¿Está en Chino?

Imagen: youtube.com
“La lucha de clases, la lucha por la producción y la experimentación científica son los tres grandes movimiento revolucionarios para construir un poderoso país socialista”

Mao Zedong 
La poderosa China, con una tradición milenaria de pensamiento dialéctico (Yin y Yang) avanza en el siglo XXI, bajo la dirección del Partido Comunista Chino y su Dirigente Hi Jinping hacia una distribución más igualitaria de su riqueza nacional. Con un índice de desarrollo humano de 0,738[1], la República Popular de China ha sacado de la pobreza a más de 60 millones de ciudadanos en un quinquenio.

En medio de la más cruel crisis del capitalismo, donde medran las empresas y los dueños del capital de manera rampante, el socialista país aumentó su PIB en 12,1 billones de dólares en los últimos cinco años bajo la tesis de desarrollar la política y la economía con el “pensamiento sobre el socialismo con peculiaridades chinas de la nueva época.”

El Partido Comunista de China[2] integrado por 89 millones de miembros, ha convocado a sus 2200 delegados al XIX Congreso del Partido, donde su presidente y Secretario General Hi Jinping, ha dado el informe de la situación social, política y económica de China y el papel fundamental que el partido juega en la esfera de la administración pública y la política mundial.

En un escenario minimalista del Gran Palacio del Pueblo, donde resalta la “hoz y el martillo” símbolo histórico que representa a los obreros y a los campesinos unidos para enfrentar la dictadura del capitalismo, su presidente, ha reconocido que su pensamiento está guiado por el Marxismo-leninismo, el de Mao Zedong y Deng Xiaoping y que con él, como herramienta teórica, han “adoptado una visión completamente nueva para profundizar en su entendimiento de las leyes del ejercicio del gobierno por parte del Partido Comunista, del desarrollo del socialismo y de la evolución de la sociedad humana.”

En términos formales para el pensamiento occidental, la economía China, es una economía mixta (de mercado), donde conviven plenamente la propiedad social y la privada de los medios de producción; así, se puede ver empresas poderosas del Estado chino y empresas privadas estrictamente controladas por las leyes chinas. No está demás decir que la República Popular China está conformada por 1 369 millones 811 000 habitantes.

Para los diversos partidos democráticos del mundo y los que tienen su vertiente en los postulados del socialismo como forma política y económica de su desarrollo sustentable y la creación de nuevos Estados realmente democráticos, sociales y con mayor justicia social, los avances de China son paradigmáticos.

Jinping, Secretario General del Partido y Presidente de China, ha dicho en su discurso al XIX Congreso que los avances de China se deben a la fortaleza del Partido Comunista y su pensamiento dialéctico que le permite analizar el desarrollo del mundo y la forma en que el pueblo chino tiene que participar en él, sin importar ideologías extranjeras y consolidando su visión socialista con las peculiaridades de la cultura china.

"La contradicción principal de la sociedad de nuestro país ha pasado a ser la que existe entre la creciente demanda del pueblo de una vida mejor y el desarrollo desequilibrado e insuficiente". Esta conclusión del análisis concreto de la situación de China, le permite a la dirigencia del Partido, diseñar políticas públicas con el fin de equilibrar las desigualdades y aumentar su producción para satisfacer las demandas de todo el pueblo para vivir mejor. La poderosa maquinaria económica de China, su papel protagónico a nivel global y al frente de los BRICS, tensa las relaciones internacionales entre el capitalismo globalizado y las economías sociales emergentes.

A Xi Jinping no le preocupan los retos económicos y tecnológicos, pues sabe que compite bien frente a países más desarrollados; le preocupa la CORRUPCIÓN, la siente como la mayor amenaza del partido y del país. Sin duda su campaña “contra los tigres y las moscas”, haciendo referencia a la corrupción de los altos mandos del partido y del gobierno, así como a los cargos de más bajo nivel, la lucha contra la corrupción debe tener una “victoria aplastante”… obviamente, nada similar ocurre en las democracias occidentales, donde el corrupto y corruptor violentan el propio estado de derecho, con el único fin de concentrar la riqueza en unas cuantas manos o en las élites corrompidas de los propios partidos políticos.

Seguramente habrá varias cosas criticables en el modelo socialista Chino, pero otras muchas son dignas de ser estudiadas, analizadas y puestas en práctica por partidos socialistas del mundo.

En nuestro país, los partidos de izquierda se han visto colonizados por elementos proclives al capitalismo y a la corrupción. Los líderes lejos de tener un pensamiento claro sobre la construcción de un nuevo Estado Social y Democrático de Derecho, medran en la corrupción y se vuelven los nuevos ricos del sistema. Basta con hojear algunos periódicos y seguirles la pista para ver como sus “fortunas” personales se han acrecentado en la opacidad, el manejo ilegal de los programas y recursos públicos o de manera franca del trasiego del dinero del narcotráfico o de cualquier negocio ilícito.

La falta de una consolidada formación política en el pensamiento y análisis del materialismo histórico; de la lectura obligada de pensadores humanistas que arrancan desde Sócrates y terminan en Thomas Piketty, los cuales señalan la necesidad y urgencia en la construcción de un modelo económico, político y social que le de al mundo un sistema de profundo contenido social, de igualdad y equidad, montado en la más amplia gobernanza democrática y un firme Estado de Derecho, lo ha hecho que sean una pequeña burguesía arribista y traidora a los intereses más caros del pueblo: son las moscas de la corrupción y pululan en los detritus del capitalismo.

A lo mejor, los buenos espíritus alegarán que el sistema socialista de China, coarta la libertad del hombre; pero pensándolo bien, ese valor es relativo a cada sistema; pues la libertad del capitalismo, por lo menos durante esta crisis, solamente le ha permitido al ciudadano escoger entre ser más pobre o carne de cañón en una guerra entre narcos y policías; entre abusadores y abusados; entre enajenados y ciudadanos librepensadores… esto último, solamente en el estrecho margen que las élites políticas lo permiten, por hoy, solo por hoy.

Lo que pasa en China, está en chino y resulta poco entendible para el occidente; pero los marcadores sociales, la idea de un socialismo para el siglo XXI que traduzca de manera material la igualdad de los ciudadanos y el combate a lo que llamamos corrupción eso está en perfecto castellano y las izquierdas del mundo deberían estar atentas a las prácticas sociales de la República Democrática de China.
Isael Petronio Cantú Nájera.

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