lunes, 9 de julio de 2018

Tienda de Raya…

Por: lechuza.torres@gmail.com
Lo que el viento se llevó…
Y lo que el tsunami nos dejó…

A ocho días de la elección presidencial más avasalladora de la historia moderna de México, al igual que un náufrago emerge después del sufragio, asoma en Veracruz y en México, tímida y vapuleada, la voluntad popular. 

Los “analistas” se han dedicado toda la semana a expresar su denuesto por la aplanadora morena que arrolló al anquilosado sistema político mexicano, de la que ni las placas pudieron anotar. Que el nuevo peligro es la concentración de poder en las cámaras legislativas, que el Presidente electo no tiene derecho a cerrar los Pinos, que el Peje debe tener seguridad del Estado Mayor Presidencial, y que la preocupación clasista de que el Mijis nos vaya a corromper a las últimas diputadas fifi que el PRIAN pudo rescatar del tsunami.

Esta humilde columneja apuntará algunas lecciones, dirigidas principalmente a la ciudadanía activa recién estrenada, formada por la masa diversa y asímetrica de 30 millones de personas que se armaron con el voto e hicieron la revolución del Siglo XXI que en México hacía falta.

Primera lección: Morena le llamó “voto masivo”; el PRI se ufanaba del “carro completo” o “la aplanadora”. Los morenos aprendieron bien del maestro, y al parecer, lo podrán superar: el Congreso de la Unión se erige en un verdadero poder constituyente al contar con mayoría del partido con hegemonía en el poder. 

Y así como “pactaron por México” los PRIANISTAS para imponer las reformas estructurales; así MORENA les va a aplicar “por el bien de todos” una verdadera reingeniería del aparato administrativo del Estado Mexicano, con aires de descentralización sin perder el control desde el centro; además de intentar revertir las profundas heridas a la justicia social que infringieron la ahora “chiquillada” de los partidos, que hoy están por perder su registro a nivel nacional. 

La lección es que cuando el pueblo manda, el legislativo acata. Hago votos para que no se olvide y volvamos a la desidia electoral dentro de tres años, donde las elecciones serán “solo” locales, y estará en juego apuntalar las cámaras legislativas, con legisladores afines al ideal moreno, con el fin de consolidar los profundos cambios constitucionales que se necesitan para elevar a principio fundamental la honestidad en la gestión pública.

Segunda lección: Muchos se rieron de la única propuesta de AMLO como solución para todo: acabar con la corrupción. La semana posterior al triunfo del tabasqueño ha sido la mejor para apreciación del peso frente al dólar en todo el sexenio. Sin ser simplista, el capital y la inversión solo se asientan en un país donde se les garantice pulcritud en los negocios y disciplina fiscal, lo que se traduce en que los contratos en realidad se van a licitar al mejor postor, en los impuestos habrá “piso parejo” como lo reclama justamente la Cooperativa Boing; y dejaremos de sorprendernos con noticias acerca de señoras amas de casa convertidas en poderosas empresarias de la noche a la mañana, prestando su nombre para que sus hijos, yernos y demás runfla de parientes puedan enriquecerse a costa del erario público.

Tercera lección: Y esta va con especial dedicatoria a la tierra donde hacen su nido las olas del mar: en Veracruz necesitamos un maestro que no sepa de política, no políticos que no tienen siquiera educación. Ser ducho en las artes del buen gobierno se ha entendido en la capacidad de poder endeudar al pueblo para hacer obras de relumbrón, de un pretendido primer mundo que sólo existe en las cinco calles que circundan todas las capitales turísticas de nuestro bello estado. 

Si visitamos Veracruz Puerto, nos admiramos de las lujosas plazas comerciales que colindan con Boca del Río, que cuentan con tiendas departamentales que ofertan productos muy lejos del alcance la mayoría de las personas que acuden ahí sólo para comprar una humilde despensa. Puede uno mirar a numerosas familias de bajos recursos inundando estos espacios, principalmente los domingos, sólo para devorar una pizza barata en familia y llevar a casa tres litros de nutrileche, galletas, una caja de cereal, y un pollo en retazos. El clasismo y la indiferencia de la clase social veracruzana groseramente ignoraron esta realidad, produciendo polítiquillos que sólo trabajan para las élites. 

Nuestra lección en Veracruz es el reclamo de que la política signifique también desarrollo humano, atención a las necesidades básicas de la mayoría, y un “basta” profundo a la impunidad, las desapariciones forzadas y los feminicidios.

Huelga decir que vuelvo a escribir porque se abre un nuevo capítulo para Veracruz, el de hace dos años fue un bello espejismo, espero que ahora sí, a los que nos gusta abrir la bocota para opinar, no nos la vuelvan a callar con amenazas veladas.

Aquí estaré, vigía pendiente para quienes gobiernen acatando el mandato popular conferido, y con la lupa bien puesta para quienes arruinen con su cortedad de miras, el llamado histórico a cambiar el rumbo de Veracruz.
Hasta la próxima.

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