viernes, 15 de marzo de 2019

Cien días de enseñanzas

Diputado federal por morena
Ha sido una costumbre reciente hacer un balance de los primeros cien días de todo gobierno, algo que se antoja arbitrario pues no corresponde a ningún ciclo económico, a alguna obligación constitucional o reglamentaria.

El periodo de cien días pareció inaugurarse en la necesidad de legitimación de los gobiernos, sobre todo aquellos que provinieron de fraudes o de triunfos cuestionados.

Y los medios de comunicación han contribuido con la urgencia de presentar resultados prontos, aunque todos sabemos que para que haya efectos tangibles, 100 días no son suficientes.

Al gobierno de Andrés Manuel se le exige con mayor ahínco en proporción directa a la oposición que han manifestado diversos sectores a sus decisiones.

Y la mayoría de los medios de comunicación refieren un balance de muchas críticas en donde se habla del autoritarismo presidencial, de no estar cumpliendo sus promesas de campaña, de la disminución de las expectativas de crecimiento económico y, oh, en el colmo de los balances revueltos de todas las pasiones, de la reciente puesta en “revisión negativa” de la deuda del país por parte de las calificadoras internacionales.

En todos estos balances faltan las respuestas a una interrogante. ¿Por qué si se critica tan mal las acciones del nuevo gobierno las encuestas de respaldo a las acciones presidenciales dan como resultado un amplio apoyo de los ciudadanos, mucho más del 53 % del que tuvo en la elección del primero de julio.

Recientemente la empresa De las Heras Demotecnia dio a conocer el resultado de su última encuesta en donde la calificación aprobatoria de AMLO está por encima del 80 por ciento.

¿Cuál es la razón de que el presidente tengan un apoyo tan importante de los ciudadanos si en los medios leemos o escuchamos muchas críticas a sus acciones?

En estos primeros cien días aún no se aplica el presupuesto que con una nueva orientación se aprobó apenas en diciembre y que tuvo que esperar la expedición de muchas reglas de operación para comenzar a materializarse.

Los proyectos de gran calado como la nueva refinería y la reconfiguración de las 6 en operación, el tren maya, el transístmico, el programa sembrando vida, el de jóvenes construyendo futuro y otros, apenas están en una etapa inicial.

La estrategia contra la delincuencia ha contado con retrasos como la aprobación de la Guardia Nacional. Así también la política de combate a la corrupción se demoró pues apenas se aprobó la reforma constitucional para establecer como graves los delitos electorales, de corrupción, el huachicoleo y la facturación apócrifa.

No obstante, para la gente, estos cien días han sido un gran ejercicio educador para conocer las entrañas del poder político, tal y como se ejercía en el pasado, y la manera como se estaba desmantelando el país con total despilfarro, irresponsabilidad e impunidad.

Desde antes del 1º. de diciembre se puso al descubierto el gran negocio de nuevo aeropuerto de la ciudad de México y se detuvo. En los primeros días el nuevo gobierno se enfrentó el huachicol, que referido a otros sectores de la vida del país resulta en un abierto y descarado robo a la Nación.

El país ha sido convertido por el presidente López Obrador en una gran aula de aprendizaje, en una gran plaza pública donde se hace examen de los problemas cotidianos del país y donde se expone a los responsables.

El ágora, el foro, tan preciado por la democracia griega, es hoy una realidad mucho tiempo constreñida a los pasillos del poder o a los convenios con los medios de comunicación.

Ahora que empiecen a fluir los recursos del presupuesto rescatado a la corrupción, a la ineficiencia y al despilfarro que se dio por décadas, veremos cómo se abre un abismo de diferencias entre lo vivido en la época neoliberal y los atisbos de la Cuarta Transformación.

Entonces el balance será aún mejor que estos primeros cien días.

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