sábado, 16 de marzo de 2019

Representados sin representantes

ALMA GRANDE
Por Ángel Álvaro Peña
La Guardia Nacional fue avalada por los congresos estatales de todo el país. Esta es una muestra de que en el interior del país esta medida, que parecía extrema desde la perspectiva del centro de México, es adecuada para quienes desde la provincia sufren la violencia en carne propia.

El hecho de que haya sido aprobada con tanta rapidez un problema que en la capital del país se atoró por meses, habla claro de la manera en que algunos legisladores de la oposición ven los problemas de México. Para quienes radican en la Ciudad de México, la violencia empieza y termina en los límites de la capital.

A pesar de la convocatoria al cambio y de la necesidad de que haya una verdadera transformación en la actitud de los legisladores, estos siguen trabajando como antes, sobre todo los de oposición. Pareciera que desconocen las responsabilidades y compromiso de su trabajo. El priismo hizo mucho daño con sus malos hábitos que ahora son vicios difíciles de erradicar.

Los legisladores de oposición fueron incapaces de preguntar a sus correligionarios sobre la manera en que pueden percibir la violencia y la forma en que la Guardia Nacional podría ser considerada un mal necesario en el mejor o peor de los casos.

Se hace necesario, ahora más que nunca, que los representantes populares visiten el espacio que les da una curul y convivan con sus representados. La panorámica de los legisladores vive en un círculo vicioso donde los interlocutores no sólo son los mimos de siempre sino que tienen propuestas añejas que siguen nutriéndose y fortaleciéndose, a pesar de que muchas fueron solucionadas.

El caso es que los legisladores que representan un espacio en el interior del país desconocen lo que les sucede a sus representados. Un ejemplo claro de esto es el hecho de que desde la capital del país algunos partidos de oposición se negaron sistemáticamente a la creación de la Guardia Nacional. Se explicó hasta la saciedad la urgencia de una fuerza con sus características, pero ellos, más por consigna que por convicción, no sólo votaron en contra sino que cuestionaban severamente su posible aprobación.

Mientras, en los lugares donde representan, manifestaban su urgencia por dar de alta a la Guardia Nacional. La visión de un problema donde la vida misma estaba de por medio era muy diferente a la de sus correligionarios.

Pero como los representantes populares, de la gran mayoría de los partidos, desconocen la problemática de sus lugares de origen, sólo siguen consignas sin sustento en la realidad y esta gran diferencia entre sus propios compañeros de partido que finalmente se superó, debe servir de ejemplo para que conozcan y convivan con quienes representan. Sólo llegan a su lugar de origen a ser tratados como semidioses que se les halaga y se dejan querer por propios y extraños a cambio de una mirada de esos virreyes que deben transformar radicalmente su conducta y volverla responsable y con compromisos.

La lección de la aprobación de la Guardia Nacional debe ser un ejemplo para que los legisladores, de todos los partidos, antepongan la necesidad de sus representados ante las consignas partidistas o los resentimientos políticos.

La Cámara de Diputados avaló la Guardia Nacional luego de que 32 congresos locales votaran a favor. No sabemos cuántos actos de violencia pudieron evitarse si la oposición hubiera colocado la necesidad de sus representados antes que la consigna partidista. Es hora de que los viejos vicios sean analizados, porque por esas mismas causas la gente le ha dado la espalda a más de un partido que anteriormente estuvo en el poder.

El Senado de la República realizó la declaratoria de constitucionalidad para la conformación de la Guardia Nacional, de este modo el proyecto pasó al Ejecutivo federal para su publicación el Diario Oficial de la Federación. Ya que entre en vigor y se reformen 10 artículos de la Constitución, el Congreso de la Unión tendrá 60 días para expedir las reformas secundarias y reformar la Ley de la Guardia Nacional, de Uso de la Fuerza y de Registro de Detenciones.

Es decir, se requiere de un protocolo que lleva tiempo para poder echar a andar la estrategia del régimen actual contra el crimen. A pesar de que los legisladores están en el proceso de cubrir sólo requisitos burocráticos para que empiece a trabajar la Guardia Nacional, deben aprobarse leyes secundarias donde también se corre el peligro de que se pierda tiempo innecesariamente antes de entrar en acción.

En ese tiempo que se perdió por la necedad de los legisladores contrarios al tema, ocurrieron actos violentos contra los mexicanos, que no debieron suceder.

Es también necesario resaltar el hecho de que las instancias involucradas en el proceso de creación de la Guardia Nacional deben depurarse y, sobre todo, castigarse a los culpables. Que este lapso, aparentemente innecesario, sirva también para responsabilizar a esa parte de las fuerzas armadas que posiblemente estuvieron involucradas en la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa y sean sancionados los culpables, de manera ejemplar.

Es urgente que haya castigos para quienes actuaron con dolo en las administraciones anteriores. Basta de perdón. Es urgente que la ley se cumpla y la justicia se aplique en todos los niveles de la administración pública del pasado, del presente y del futuro.

Debe aprenderse de los errores y en el proceso de aprobación de la Guardia Nacional hubo tiempo que se perdió, pero también castigos que no pueden quedar impunes dentro de las fuerzas del orden en el país. La ignorancia no justifica la deshumanización de los legisladores.

PEGA Y CORRE.- La consulta popular que delimita la revocación de mandato, precisa y acota las atribuciones del partido en el poder; sin embargo, para quienes leen superficialmente las iniciativas, consideran que el simple hecho de tocar el tema intenta ampliar el periodo de gobierno de Morena. Cuestión de resquicios del pasado y rencores para quienes hasta en las medidas que le benefician a la oposición, ven abuso de poder. La costumbre de ver el exceso asociado al ejercicio político no los deja en paz…

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