Se están cayendo las obras de Jerónimo Francisco Folgueras Gordillo.

Orlando Segura Hervert
Las obras de Jerónimo Francisco Folgueras Gordillo se están cayendo, a nueve meses de que dejó la gestión municipal, varias de ellas presentan enormes fallas en su estructura, lo que demuestra la pésima calidad con la que fueron hechas, por ejemplo a la entrada de la ciudad de Tuxpan, procedente de Tampico, hicieron una glorieta, las bancas están inclinadas y pintarrajeadas. La segunda de Libertad, misma que permite el ingreso para las colonias Vicente Guerrero, Lázaro Cárdenas, Ampliación Luis Donaldo Colosio, Las Palmas, Revolucionaria, etc., está completamente intransitable; ya no se diga del andador turístico en la playa, conforme pasan los días se observa el deterioro; la Avenida Las Américas está lleno de bache y la “magna belleza” de la Rivera del Pescador, está para llorar.
En conjunto fueron destinados aproximadamente 19 millones de pesos, prácticamente tiraron el dinero a la basura, se utilizaron recursos proveniente del Fondo de Desastres Naturales, Ramo 033, propios. Es una cantidad enorme que pudo ser bien aprovechada pero que en la actualidad se nota la irresponsabilidad de quienes dirigieron el período 2005- 2007.
Una señora muestra una de las bancas que se ve de buen ver, dura y resistente, hecha de cemento, pero que desafortunadamente está ladeada, no fue fijada al suelo o al piso y esta cuestión está afectando todo el contexto del diseño millonario.
Los habitantes de la calle Segunda de Libertad, también tronaron contra la mala calidad del acceso que en el papel está más que arreglado, sin embargo, la vía de comunicación está desecha, con honduras de mas de 50 centímetros de profundidad, solo algunos camiones, camionetas y micros pueden circular, los automóviles se quedan varados, está cuestión está afectando a dicho sector poblacional.
En la playa, los vecinos se mofan de la arquitectura y colocación de faroles sin luz, adoquines inservibles, bancas llenas de arena, pilares inclinados, transformadores instalados a ras del suelo, en esa zona, los 11 millones son letra muerta. Y la pregunta final queda en el aire: ¿Dónde quedó el ORFIS (Órgano de Fiscalización Superior)