martes, 29 de julio de 2008

MISIVA...


Por Braulio Peralta...

Don Fernando Vallejo:Es usted el escritor más irreverente de la lengua castellana. No guarda concesión ni a sus lectores, que somos legiones.
Es tiempo que lo premien para tener la oportunidad de escuchar un discurso en el cual, sabemos, lo que diga será una cubetada de agua fría a sus detractores, ignorantes y poco conocedores de lo que significa ser pensante y actuante.
Le escribo porque supe que muchos de sus discursos están en Internet, incluso libros como La puta de babilonia, que apenas hace unos días supimos que ya es pirateado. A pesar de eso, para fortuna de muchos que amamos los libros, sigue vendiéndose en las librerías. Entiendo en este libro el valor de su palabra para aquellos que se junta el cielo con la tierra y no saben a ciencia cierta que la vida es el infierno, como bien supo Strinberg.
Justo por las últimas noticias tuve la curiosidad de releer La puta de Babilonia. El discurso más mordaz y sabrosamente informado contra las religiones que han derramado más sangre en el planeta, especialmente la católica y musulmana. La intensidad de la información y la clasificación histórica no debiera sorprender a nadie y, sin embargo, se asustan porque un niño que pretende hablar con Jesús en la cruz, cuando no recibe respuesta, simplemente deja de creer porque la estatua de yeso no le responde. ¡Más de dos mil años y el mito sigue!
A quienes me escribieron desairados por aquel niño descreído les recomiendo su libro: estudioso, docto, documentado, sistematizado. Una diatriba implacable de lo que la realidad de las religiones han dejado en la faz de la tierra.
Usted sin duda merece muchos premios internacionales. Los tendrá. No solo por este libro sino por la renovación que del lenguaje ha hecho en la historia de la literatura hispanoamericana con toda su obra. No le va a gustar lo que voy a decir pero, después de García Márquez es usted el mejor escritor vivo de nuestra lengua. Como dijo un amigo: el único capaz de escribir con la realidad en las manos, sin tapujos, sin más ficción que el uso de las palabras.
Porque la verdadera literatura no tiene nombre ni clasificación. Fernando Vallejo es por eso que escribe el río de su memoria. Yo, que volví a leer La puta de babilonia me acerqué más a aquél niño que dijo: no vuelvo a creer en Jesús más que en mí mismo. No me equivoqué. Gracias, Don Fernando.
braulio.peralta@milenio.com

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