sábado, 22 de mayo de 2010

¿VOTOS GANADOS O COMPRADOS?


Por Uriel Flores Aguayo
urielfloresaguayo@hotmail.com

Parecerá muy remoto y un mal chiste pero la baja calidad democrática que nos envuelve tanto en el estado como en Xalapa, nos estanca en un escenario en el que todavía nos enfrentamos a elecciones donde la disyuntiva es el voto ganado o el voto comprado. Seguimos padeciendo elecciones tradicionales, elitistas y mercantiles aunque parezca una exageración o algo increíble.

En un sentido ideal las campañas electorales deberían tener como ejes la personalidad, los proyectos y las propuestas de los candidatos y los partidos políticos. Las campañas deberían ser comparativas, con deliberación, de debate y de cara a los ciudadanos. Salvo que se piense en negocios y en avasallamientos las campañas deberían ser austeras y con menos mercadotecnia en tanto que se realizan en una sociedad con crisis económica a la que no se le debería intentar vender un producto sino convencerla del valor que tiene la participación ciudadana en los asuntos públicos.

Hay dos formas fundamentales de allegarse votos: ganándolos o comprándolos. Los primeros se obtienen con trabajo, leal y transparente, convencimiento, trayectoria auténtica, capacidad demostrada y propuestas serias. Esos votos son adhesiones libres y de respaldo verdadero, se integran a un círculo virtuoso donde el ciudadano participa conscientemente y podrá, después, exigir cuentas a sus representantes y autoridades. Esos votos cualitativos son insustituibles en toda democracia que se precie de serlo.

Los votos comprados son en esencia clientelares y de interés, tienen como características principales su carácter coorporativo y manipulador. Es obvio que al ser cuantitativos y mercantiles no generan ningún compromiso para las partes de lo que se vuelve un círculo vicioso. El que vende su voto se conforma con lo que le den en ese momento sin esperar nada de sus autoridades en el ejercicio de gobierno, ya sea de honradez, transparencia o eficacia. El que compra los votos paga y ya, normalmente es parte de estructuras de control y manipulación, desentendiéndose de cualquier compromiso legal y democrático con sus votantes. De hecho, el que triunfa gracias a una elección mercantil solo tiene compromiso con los poderes fácticos o establecidos que le proporciona los recursos económicos y materiales para comprar votos; es a ellos a quienes les pagará las facturas aun por encima del interés general.

En materia de elecciones esa es la historia de Xalapa, salvo contaditas excepciones, por eso nuestros niveles de desarrollo democrático y social dejan mucho que desear. Sin democracia no hay acatamiento pleno a las leyes y es mínima la participación ciudadana; se sacrifica, por juegos de poder, la energía social transformadora y lo que debería ser motivo de orgullo como una gran capital del estado no pasa de ser un pueblote.

Afortunadamente para quienes tenemos convicciones democráticas de vez en vez estamos ante elecciones que nos permiten poner a debate estos temas. Gana votos, no los compres.

Recadito: El xalapeñín recorrerá Xalapa, casa por casa, calle por calle y colonia por colonia.

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