sábado, 31 de octubre de 2015

¿Realmente queremos ser una ciudad ejemplo en desarrollo sostenible? Estamos a tiempo.

Imagen: Redes Sociales
México D.F.- La ciudad de México puede ser ícono de modernidad, innovación y líder en el combate al cambio climático y el alcance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible al 2030, siempre y cuando lleve a cabo una transformación de fondo en sus modelos de gestión del agua y de movilidad, ya que actualmente, ambos sectores, fundamentales para mejorar la calidad ambiental de la ciudad y la calidad de vida de sus habitantes, no son sostenibles.

En el marco del Día mundial de las ciudades que tiene lugar este 31 de octubre, la organización ambientalista Greenpeace señaló que ahora que se reconoce la importancia de las concentraciones urbanas y su planeación para alcanzar un desarrollo sostenible a nivel global, es momento de que la capital del país asuma un liderazgo proactivo frente a las otras ciudades de la República, no sólo por ser todavía la mayor concentración urbana y el polo económico más grande del país, sino porque su diseño y forma de crecimiento han servido como ejemplo a seguir para el resto.

Ahora, la CDMX no es tan verde, ni tan moderna. 

En el Distrito Federal y su Zona Metropolitana hay alrededor de 5 millones de vehículos (2) y la motorización en México va a la alza: pasó de 160 a 300 vehículos por cada 1,000 habitantes. Del total de automóviles particulares, el 72% se encuentra en las zonas metropolitanas, donde destacan las del Valle de México, Monterrey y Guadalajara con un 40% del total de automóviles privados.

Para 2030 se espera que sean 65.5 millones de unidades circulando y las ciudades mexicanas serán intransitables e inviables si continuamos privilegiando la movilidad motorizada.

La ciudad de México debe tener como eje la movilidad no motorizada y el impulso de transporte público masivo de calidad; es hora de ir más allá de programas como Ecobici, que representan pasos importantes en la dirección adecuada, pero que continúan siendo programas aislados en sólo algunas zonas de la ciudad y al alcance de una minoría.

Otro problema crítico en la Ciudad de México, que se repite en otras grandes urbes, es el acceso y el uso que se le da al agua potable, basado en un modelo claramente insostenible. El líquido es escaso y de mala calidad en algunas delegaciones como Iztapalapa, Xochimilco y Tlalpan, abundante en otras como Cuajimalpa y Miguel Hidalgo, y mientras que se sobreexplota el acuífero del cual se extrae más del 20 por ciento del agua que se puede reponer de manera natural, el 40% se pierde en fugas en la red de distribución.

Al mismo tiempo, se desaprovecha el agua de lluvias y de los ríos remanentes que rodean a la ciudad, los cuales se desechan y se mezclan en el drenaje con las aguas residuales, de cuyo total, hasta la fecha sólo se trata el 10 por ciento. Todo ello generando otra serie de impactos como inequidad en el acceso y costo del agua, hundimientos y fracturas en calles y edificios.

“La forma en que se diseñan y construyen nuestras ciudades, el presupuesto que se invierte en ello y la definición de objetivos y proyectos concretos a los que se asigna esta inversión, son responsabilidad de las autoridades a cargo de los gobiernos locales, escenario que involucra un mayor número de actores, y demanda mayor voluntad, esfuerzo y sobre todo coordinación, en el caso de zonas metropolitanas y entre las diferentes secretarías e instancias de un mismo gobierno”, señalo Paloma Neumann, campañista de Megaciudades y Operación Ciudad de Greenpeace México.

En nuestro país, donde a las autoridades en el poder promueven sus acciones e inversiones en el marco de la construcción de imágenes de ciudades modernas que emulan las tendencias de crecimiento de los países desarrollados, valdría la pena cuestionarles qué idea de ciudad moderna tienen, ¿una ciudad autosuficiente y con calidad de vida? o ¿una ciudad de grandes infraestructuras (autopistas, obras de drenaje, etc.) para traer y sacar lo que no tienen la capacidad de producir y manejar en sitio?
Estamos a tiempo de construir ciudades sostenibles.
Fuente: Greenpeace.

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