miércoles, 25 de abril de 2018

Crónica de un debate anunciado

La escena veracruzana
El primer debate presidencial no mostró resultados sorpresivos. Lo que todo mundo sabía era que Andrés Manuel López Obrador se enfrentaría a los 2 representantes oficiales del PRIAN y a los dos independientes que también juegan en ese campo; que el Bronco había sido habilitado últimamente, a pesar de los desaseado de la decisión del Tribunal Electoral, para golpear a Andrés Manuel; y que de este debate saldría el candidato unificado del PRIAN.

Un debate es lo que es, un ejercicio retórico de convencimiento en un espacio determinado. Sin embargo, el debate nacional se está llevando a cabo todos los días en todos los rincones del país. Y ese lo está ganando López Obrador paso a paso.

Esta parada discursiva tal vez sirvió como un buen ejercicio escolar para Anaya y para Zavala, para Meade o para Rodríguez. Pero los resultados políticos, lo que se proponían, no lo obtuvieron. Todos querían apabullar a AMLO y salir como los héroes del espectáculo. No lo consiguieron. Desde este punto de vista el ganador de la estrategia fue López Obrador, quien logró mantenerse firme ante el vulgar embate del llamado Bronco, quien le acercó un papel para que firmara el reintegro de recursos de campaña al INE; o cuando Meade le insistía en la propiedad no manifestada de 3 departamentos; o ante la supuesta incongruencia de AMLO de integrar a su equipo de trabajo a responsables del Fobaproa, que señaló Anaya. 

En todo momento la respuesta de AMLO fue política. A uno reviró que ya MORENA está entregando la mitad de sus recursos de campaña a los damnificados. Mientras el Bronco regresó 14.3 millones de pesos, Morena ha regresado 78 millones vía apoyo a los damnificados. Además, resulta incongruente que mientras Rodríguez rechaza los recursos del INE porque “no quiere gastar el dinero de los mexicanos”, por otro lado, recurre a una colecta entre los propios mexicanos a través de una cuenta del banco AFIRME.

En el caso de Meade la respuesta fue contundente, AMLO ofreció regalarle los 3 departamentos en caso de que fuera verdad lo dicho por el candidato del PRI. Pero además le endosó a éste la difícil situación en la que está, dado que a pesar de tener todo el apoyo del gobierno no levanta en las encuestas.

A Anaya le refrescó la memoria diciendo que el caso del Fobaproa, así como todas las reformas estructurales que han afectado el país, fueron aprobadas al unísono por el PRI y por el PAN. En una estrategia de golpeteo continuo sobre AMLO, a éste se le acabó el tiempo para contestar varios señalamientos más, como las mentiras de que durante su gestión se desplomó la inversión privada o que aumentó el desempleo. Ya el propio Andrés Manuel se está encargando de contestar más ampliamente sobre esto. También el asunto de la supuesta amnistía a los criminales estuvo en el aire, ante lo cual AMLO atajó con contundencia: “La amnistía no significa impunidad”.

El gran perdedor de este debate es José Antonio Meade, quien fracasó en su última oportunidad de remontar al segundo sitio en vez de Anaya. Ya de aquí en adelante le será más difícil lograrlo. Ricardo Anaya se perfila para encabezar los esfuerzos conjuntos del PRIAN para detener a AMLO. De hecho, de manera inusitada, así lo comentó en su última intervención. Como para convencer a uno o algunos pocos oyentes lejanos, que son los que toman las decisiones del Frente (previsiblemente Peña y Salinas), señaló que él (su Coalición) era la única que podía hacer frente a Andrés Manuel. Veremos definiciones pronto en este sentido.

Por lo pronto AMLO salió indemne de esta prueba. Ni una pluma lograron arrancarle. Lo dicho, el cambio verdadero está cerca.
Marco Antonio Medina Pérez
marco.a.medinaperez@gmail.com

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