miércoles, 4 de julio de 2018

Tsunami político y malos gobiernos locales causantes de la derrota azul.


Sapos y Alacran
Por Orlando Segura Hervert. 
No hay derrotas ni victorias para siempre, y ha llegado el momento de analizar con cabeza fría que pasó el 01 de julio, cuales fueron las causas de esa derrota estrepitosa en la que mucho tiene que ver el desempeño e improvisación, el alejamiento de la sociedad, el golpe fue demoledor. Solo quedaron 4 tal vez 6 distritos con tonalidad azul. 

El 10 de mayo fue el parteguas, el síntoma de que algo grande se estaba fraguando a favor de la ola pejista. Ese día de acuerdo con los datos de Seguridad Pública asistieron 6 mil personas, contrastaba con las cifras de los encargados del evento, ellos señalaban la presencia de 10 mil. Sin embargo, las cifras de las instancias federales consignaban 14 mil asistentes a la Plaza Cívica "Enrique Rodríguez Cano", de esa magnitud era el deseo del cambio verdadero.

Por parte de los gobiernos municipales se observó lentitud a la hora de resolver las demandas sociales, no se aplicó un programa de 100 días, no hubo acciones contundentes que coadyuvaran a crear una imagen de que las cosas se estaban haciendo bien, se notó conformismo y holgazanería y ante ello, nadie detuvo el oleaje amloista. Nadie pensó en la ejecución de un plan de control de daños. 

Las instancias encargadas de instrumentar propósitos de solidaridad y comportamiento sensible con los sectores vulnerables mostraron prepotencia, falta de tacto y oficio, demasiada soberbia, nunca se conmovieron ante el dolor ajeno, 

Por si fuera poco, el primer círculo, el segundo y tercero está lleno de incompetencia. 

Los puestos públicos no fueron otorgados conforme a determinado perfil ni capacidad, ahí andan rondando los compromisos grupales que los están sepultando. La administración pública no resiste la falta de idea y planeación a la hora de aplicar políticas públicas sostenibles y sustentables. 

El desastre azul pasó en todo el estado de Veracruz y los ediles contribuyeron al escenario de pésimos resultados. 

El divorcio entre sociedad y gobierno causó la zozobra azul y ahora para recuperarse solo les quedan prácticamente 3 años. El tiempo corre en su contra, no hay tiempo que perder para entrar en la etapa de reflexión. Actuar y pensar como hombres de acción es el lema, dejar atrás la zona de confort. 

Andrés Manuel López Obrador no es un hombre que se quede a contemplar las palomas, ni se eche en la hamaca, es persistente y de carácter, lo ha demostrado una y otra vez. 

En 1997 aprovechó la ola arrolladora de Cuauhtémoc Cárdenas Solorzano, vino a Veracruz y gracias a su movilidad conquistó con el perredismo 59 alcaldías, prácticamente de la nada. Ahora despachará en Palacio Nacional y está dispuesto y presto a pasar a la historia como uno de los mejores presidentes de México, así es que se espera la revolución de las conciencias.  

El hartazgo social impulsó a los ciudadanos a salir a las urnas el pasado domingo.
Hasta pronto. Hasta siempre. 

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